Sputnik Planitia. Así es llamada la zona que conforma el lóbulo izquierdo del centro de Plutón, la cual ha sido testigo de ondas negras que se situaron frente al planeta y que evidencian la presencia de un océano de 150 kilómetros de espesor entre su corteza y el núcleo.
Este descubrimiento fue realizado por la sonda de la NASA New Horizons (Nuevos Horizontes), después de su vuelo sobre el planeta en 2015. Los datos registrados fueron presentados en una conferencia virtual, debido a la pandemia de coronavirus, con el nombre Lunar and Planetary Science Conference.
Los signos de un evento similar son visibles en Mercurio, donde un cráter de impacto de 1 528 kilómetros de largo se encuentra exactamente en el lado opuesto del planeta, sobre una de sus regiones geográficas más caóticas, de acuerdo con Scientific American.
"Cuando un proyectil grande, de 400 kilómetros de diámetro según las simulaciones de Denton, se estrella contra un planeta enano como Plutón, crea una onda de choque seguida de una onda de estrés. A medida que se extiende por la superficie de ese mundo distante, las ondas también viajan a través de su centro. Pero se moverían a diversas velocidades sobre diferentes materiales: rápidamente a través del núcleo denso del planeta enano; lentamente a través de la corteza helada, y más lentamente a través de un océano líquido", informa Smithsonian Magazine.
Aunque el modelo todavía está en prematuro desarrollo, se agrega a una serie de hipótesis que sugieren que podría haber agua en Plutón. Sin embargo, la investigación publicada en 2019 propuso que el impacto en Sputnik Planitia pudo haber roto la corteza de Plutón y traer el océano a la superficie, zona en la que se congeló, e inclinar a Plutón en la orientación que tiene actualmente.