La NASA realizó un estudio patrocinado por la Agencia Espacial Europea (ESA), con el que dieron a conocer que la orina de los astronautas puede servir para construir en la Luna. Debido a los compuestos que contiene la orina, podría utilizarse para la construcción de una estación espacial.
Según el estudio, la urea, principal componente de la orina, "podría hacer que la mezcla de hormigón lunar resulte más maleable antes de endurecerse y adoptar la forma definitiva y resistente de los futuros habitáculos lunares", indicó la ESA en un comunicado.
Añadida a la mezcla de geopolímero, un material de construcción similar al hormigón, la orina funciona mejor que otros plastificantes comunes, como el naftanelo o el policarboxilato, para reducir la necesidad de agua. Además, utilizada en una impresora 3D, la mezcla demostró ser más resistente y preservar una buena maleabilidad.
Una muestra fresca del compuesto se puede moldear con facilidad y mantiene la forma, al tiempo que soporta pesos diez veces superiores al suyo. Esta mezcla reduciría los envíos de materiales desde la Tierra a la hora de construir asentamientos en la Luna, puesto que aprovecharía elementos que se encuentran en el satélite.
El principal ingrediente sería el regolito lunar, roca suelta de la superficie lunar, al que se añadiría la urea como superplastificante, lo que limitaría la cantidad de agua necesaria para la receta.
Los estudios demuestran que este tipo de hormigón mezclado con urea sería capaz de resistir las adversas condiciones espaciales, como el vacío o las temperaturas extremas, factores que más afectan las condiciones físicas y mecánicas de los materiales de construcción para la superficie lunar.