En las Islas Marshall, los lugareños tienen un apodo para el domo de Runit; a este ataúd nuclear lo llaman la “Tumba”.
Antonio Guterres, secretario general de las Naciones Unidas (ONU), describió al domo de Runit como una estructura de concreto construida en la isla del mismo nombre para encapsular el material radioactivo dejado por las pruebas nucleares realizadas por Estados Unidos en el área entre 1946 y 1958. La Tumba sellada contiene más de 87 800 metros cúbicos de desechos radiactivos.
De acuerdo con la BBC, a finales de la década de 1970, más de 4 000 soldados estadounidenses pasaron tres años recolectando los restos radiactivos depositados en seis de las islas del atolón de Enewetak, para colocarlos en el cráter dejado en Runit por la llamada prueba “Cactus”, la explosión de una bomba de superficie de 18 kilotones.
Al final, todo fue recubierto por el domo de concreto
El problema es que el nivel del mar se ha elevado en el área, unos 7 milímetros por año desde 1993, por lo que el agua ha comenzado a filtrarse en el suelo debajo de la cúpula.
A diferencia del domo sellado en la parte superior, el fondo del pozo nunca fue revestido con concreto. Es por esta razón que las mareas crecientes amenazan con sumergir la Tumba o abrirla.
El domo de Runit se está agrietando
En el año 2013, el Departamento de Energía de Estados Unidos informó que los materiales radiactivos podrían estar goteando hacia el lecho marino. Además, para 2030, el nivel del agua podría subir entre 3 y 16 centímetros más y provocar inundaciones en la costa.
Para 2100, la Tumba podría estar sumergida en el mar
Los habitantes de la región temen que el daño creciente a la estructura pueda presentar un nuevo conjunto de riesgos para su salud, ya que un desastre enviaría aún más desechos radiactivos al océano o las lagunas cercanas; algo que, incluso, podría obligar a los lugareños a abandonar la isla una vez más.
“Si se abre la Tumba, la mayoría de la gente aquí ya no estará”, dijo Christina Aningi, maestra en el atolón Enewetak, a la Australian Broadcasting Corporation.
Ken Buesseler, un radioquímico marino que planea muestrear el suelo cerca del domo, dijo recientemente a Insider que la preocupación por los niveles de radiación podrían ser exagerados: “Hay cesio en todo lo que se come y plutonio en todo lo que se come y bebe”, expresó. Científicos continúan estudiando los efectos de la exposición a la radiación en todas las Islas Marshall.