El planeta llamado “8 Ursae Minoris b” es un misterio para los científicos.
No es por su estructura o composición, sino porque debió haber muerto antes de ser visto por primera vez en la Vía Láctea en 2015.
Lo lógico era que una estrella moribunda en su órbita lo hubiese tragado.
Pero ahora unos investigadores creen haber encontrado la forma en que 8 Ursae Minoris b escapó de ese destino.
Su estudio indica que fue salvado por el hecho de que la estrella moribunda alguna vez tuvo una compañera que frenó la expansión de la primera, lo que impidió que se “tragara” al planeta.
"No se había descubierto antes ningún sistema planetario como este. Este es el primero, que es bastante especial", explica el astrofísico Dimitri Veras de la Universidad de Warwick, quien ayudó al investigador principal Marc Hon de la Universidad de Hawái.
Los hallazgos fueron publicados en la revista científica Nature.
La clave de su salvación
Los científicos explican su teoría poniendo como ejemplo el destino de nuestro propio sistema solar.
La Tierra y los demás planetas vecinos giran alrededor del Sol, una estrella llena de gases ardientes.
El Sol actualmente es lo que se llama una enana amarilla y está quemando hidrógeno, pero un día comenzará a morir.
El planeta 8 Ursae Minoris b, también conocido como Halla, orbita una estrella a 530 años luz de distancia en su agonía.
— iDrZeus (@cdrzeus) December 3, 2023
Se habría esperado que la estrella gigante roja engullera y destrozara cualquier planeta cercano. Sin embargo, Halla permanece.
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Cuando eso suceda, se convertirá en una gigante roja y se expandirá significativamente, consumiendo a Mercurio, Venus y posiblemente la Tierra.
Esa destrucción por una estrella en expansión es exactamente lo que debería haberle sucedido a 8 Ursae Minoris b.
Pero una estrella cercana parece haber salvado al planeta, explica Marc Hon, quien realizó las observaciones utilizando el telescopio espacial TESS.
Los científicos creen que el planeta alguna vez orbitó dos estrellas que se encontraban en diferentes etapas de su vida.
Una era una gigante roja, que quemaba hidrógeno hasta que se calentó tanto que su núcleo de helio se encendió y comenzó encogerse. Este es un proceso ya comprobado en otros casos.
La otra era una estrella más vieja, una enana blanca que quemaba helio.
Los investigadores creen que el núcleo de helio de la gigante roja se encendió cuando se tragó a su estrella compañera, lo que detuvo prematuramente su vigorosa expansión.
8 Ursae Minoris b quedó entonces a salvo, para continuar orbitando la estrella fusionada.
"La idea de la fusión de estrellas binarias surgió al armar un rompecabezas", explica Hon.
Después de hacer las observaciones, trabajó con el teórico Dimitri Veras y un grupo de casi 40 científicos para encontrar las posibles explicaciones de la supervivencia del planeta.
Otra teoría propuesta por los científicos es que el planeta se formó con material expulsado violentamente por la fusión de las dos estrellas.
Pero dicen que esta es una idea mucho más especulativa.
"La mayoría de las estrellas están en sistemas binarios, pero aún no comprendemos por completo cómo se pueden formar los planetas a su alrededor”, explica Hon.
“Es plausible que puedan existir muchos más sistemas planetarios inusuales debido a la influencia de los compañeros binarios", concluyó.
Fuente: BBC Mundo