Expertos mexicanos sumergieron 52 objetos rituales de resina en el lago del volcán Nevado de Toluca, a 4 mil 680 metros sobre el nivel del mar, con el fin de crear el primer archivo arqueológico in situ para bienes culturales sumergidos, informó este jueves el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Los objetos, pertenecientes a la cultura Matlatzinca y descubiertos en 2007, permanecieron más de una década bajo investigación de los expertos del INAH, antes de ser depositados nuevamente en el llamado Lago de la Luna, en el cráter del volcán.
En la laguna, cuyas aguas tienen una temperatura media anual de 3°C, está prohibido nadar y bucear, con excepción de iniciativas científicas avaladas por las autoridades, señaló el INAH en un comunicado de prensa.
Esta iniciativa no sólo restituye estos objetos rituales que fueron depositados hace un milenio por sacerdotes matlatzincas, también cumple con la Convención UNESCO 2001 sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático, relativo a que la forma idónea de preservación es en el lugar de su hallazgo.
Los objetos, la mayoría de forma cónica o esférica, fueron colocados de tal manera que permiten el paso del agua sin que la resina “se disgregue” en un contenedor especial para ambientes acuáticos.
Especialistas del Instituto de Física (IF) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) dataron los objetos mediante el Carbono 14 y revelaron que su temporalidad oscila entre los años 1216 y 1445, época que coincide con la hegemonía matlatzinca en el Valle de Toluca (entre 1162 y 1476) y a la que siguió la dominación mexica del área.
Los conos, de entre 20 y 30 centímetros de largo, y las esferas -similares en tamaño a pelotas de béisbol- están hechos de un material extraído del árbol llamado copal santo (Bursera bipinnata), como había indicado un estudio preliminar realizado por la bióloga Aurora Montufar en 2007.
La arqueóloga apuntó que en tiempos prehispánicos, la zona del Nevado de Toluca, actualmente un área protegida de 53 590 hectáreas, fue considerada un sitio sagrado: “Una idea que, se sabe por la etnografía, perdura en las creencias de muchas comunidades indígenas”. Por eso, dijo, en los lagos del Sol y la Luna existen vestigios arqueológicos, al igual que en sus laderas, en sitios que pudieron ser altares.