El 26 de septiembre ocurrirá la máxima aproximación de Júpiter a la Tierra en 70 años, coincidiendo con la oposición astronómica de este planeta, que se da cada 13 meses.
Desde el punto de vista de la superficie de la Tierra, la oposición ocurre cuando un objeto celeste sale por el este mientras el Sol se pone por el oeste, colocando ese cuerpo y al astro en lados opuestos de la Tierra.
El acercamiento mayor de Júpiter a la Tierra rara vez coincide con la oposición, lo que significa que las vistas de este año serán extraordinarias, según la NASA. En su máxima aproximación, ese planeta estará a alrededor de 587 millones de kilómetros. Está a unos 965 millones de kilómetros de distancia de nosotros en su punto más lejano.
“Con buenos binoculares, las bandas (al menos la banda central) y tres o cuatro de los satélites galileanos (lunas) deberían ser visibles”, señaló en un comunicado Adam Kobelski, astrofísico del Centro Marshall de Vuelos Espaciales de la NASA en Huntsville, Alabama. “Es importante recordar que Galileo observó estas lunas con óptica del siglo XVII. Una de las necesidades claves será una montura estable para cualquier sistema que se utilice”.
El astrofísico recomienda un telescopio más grande para ver la Gran Mancha Roja y las bandas de Júpiter con más detalle; uno de 4 pulgadas o más grande y algunos filtros en el rango de verde a azul mejorarían la visibilidad de estas características.
Según Kobelski, un lugar de observación ideal será una gran elevación en un área oscura y seca. “Las vistas deberían ser excelentes durante unos días antes y después del 26 de septiembre”, sostuvo.
“Fuera de la Luna, debería ser uno de los (si no el) objetos más brillantes en el cielo nocturno.”
Júpiter tiene 53 lunas con nombre, pero los científicos creen que se han detectado 79 en total. Las cuatro más grandes, Io, Europa, Ganímedes y Calisto, se denominan satélites galileanos.
Llevan el nombre del hombre que los observó por primera vez en 1610, Galileo Galilei. En binoculares o un telescopio, los satélites galileanos deberían aparecer como puntos brillantes a ambos lados de Júpiter durante la oposición.
Aumento de habitabilidad
Por otro lado, investigadores de la Universidad de California Riverside (UCR) usando modelos detallados basados en datos del sistema solar como se conoce en la actualidad, crearon uno alternativo. En este sistema teórico, encontraron que si la gigantesca órbita de Júpiter se volviera más excéntrica, a su vez induciría grandes cambios en la forma de la órbita de la Tierra.
“Si la posición de Júpiter siguiera siendo la misma, pero la forma de su órbita cambiara, en realidad podría aumentar la habitabilidad del planeta azul”, destacó en un comunicado Pam Vervoort, científica planetaria y terrestre de la UCR y autora principal del estudio.
Este resultado, publicado en Astronomical Journal, pone patas arriba dos viejas suposiciones científicas sobre nuestro sistema solar.
“Muchos están convencidos de que la Tierra es el epítome de un planeta habitable y que cualquier cambio en la órbita de Júpiter, siendo el planeta masivo que es, sólo podría ser malo para el planeta azul”, agregó Vervoort. “Demostramos que ambas suposiciones son incorrectas”.
Fuente: La Jornada