La catedral de Notre Dame en París, Francia, es uno de los tesoros religiosos y arquitectónicos más importantes de todos los tiempos.
Sin embargo, en 2019 este edificio sufrió un terrible incendio, el cual significó una de las grandes tragedias a lo largo de su larga historia. Dos años después de asegurar sus cimientos, este año comenzaron los trabajos de reparación de la aguja de roble, que se inauguró el 18 de agosto de 1859.
Precisamente, fue justo debajo del suelo de la aguja donde en días pasados se encontraron varias tumbas, y en una de ellas se hallaron dos sarcófagos de plomo bien conservados. A su vez, los investigadores también identificaron otras tumbas que contenían cientos de manos, pies, caras y plantas fragmentadas de estatuas de piedra.
Dichas esculturas y ataúdes de plomo se descubrieron bajo el suelo del crucero, sitio que separa la nave de la cabecera (coro) y pertenece por igual al eje principal de la nave.
Según un informe publicado por el diario The Guardian, uno de los cuerpos encontrados perteneció a un sumo sacerdote, quien muriera en 1710 d.C.
“Enterrado a un metro de profundidad, el sacerdote portaba una placa de latón que confirmaba que se trataba de Antoine de la Porte, canónigo de la catedral de Notre Dame, fallecido en la Nochebuena de 1710 a los 83 años de edad. Él era un sacerdote viejo pero inteligente, además de influyente y rico, pues en su momento encargó varias obras de arte que hoy se conservan en el Museo del Louvre”, explica la nota.
Por su parte, el segundo ataúd de plomo databa del siglo XIV y éste contenía a un joven noble, rico y privilegiado de aproximadamente 30 años. Tras un detallado análisis, los investigadores llegaron a la conclusión de que sus huesos pélvicos eran de un experimentado jinete; por ello, se le bautizó como “Le Cavalier” (el caballero, por su traducción al español).
Sin embargo, lo que más sorprendió a los expertos fue que el sujeto contaba con una deformación craneal conocida como cráneo alargado.
“El caballero tenía un cráneo deliberadamente deformado, resultado de haberle atado una banda de tela apretada alrededor de la cabeza durante sus tres primeros meses de vida, situación que indujo el cambio de forma”, concluye el artículo.