Un último análisis científico sobre el famoso cuadro “La Noche Estrellada” (1889), de Vincent van Gogh, ha revelado una profunda comprensión atmosférica por parte del artista neerlandés, a tal punto que los físicos han alabado su “intuición innata para captar el dinamismo del cielo y sus turbulencias con una sorprendente precisión”.
En un artículo publicado en la revista Physics of Fluids, un equipo de expertos franceses y chinos intentaron responder hasta qué punto se ajusta la pintura a la física atmosférica de los cielos reales, esto luego de afirmar que las pinceladas de van Gogh crean una ilusión de movimiento del cielo bastante convincente.
A pesar de que en primera instancia los autores no lograron medir el movimiento atmosférico de la pieza, sí que pudieron la escala y el brillo de las pinceladas para examinar las características atmosféricas invisibles en “La Noche Estrellada”.
“Con una imagen de alta resolución, medimos con precisión el tamaño de las pinceladas y las 14 formas arremoniladas en el cuadro para, posteriormente, compararlas con escalas reales esperadas a partir de las teorías físicas de la turbulencia”, señaló Yongxiang Huang, de la Universidad de Hong Kong.
“El análisis ha mostrado que la obra se ajusta a la llamada Ley de Kolmogorov, la cual predice el movimiento atmosférico y su escala en función de la energía medida”, detalló.
Pero eso no fue todo, pues al profundizar en el microcosmos de las propias pinceladas, donde el brillo relativo se difunde por todo el lienzo, los investigadores también observaron una alineación con la Escala de Batchelor, que describe las leyes de la energía en las turbulencias del cielo que sigue al movimiento atmosférico.
“La precisa representación que hizo van Gogh de la turbulencia pone de manifiesto que en algún momento de su vida estudió el movimiento de las nubes y la atmósfera; o bien, poseía un sentido innato para captar el dinamismo del cielo”, concluyó Huang.