La Revolución Mexicana no sólo fue escenario de la lucha por la tierra y la libertad, también contribuyó al surgimiento del corrido mexicano, género musical que abordaba temas como los problemas agrarios, el ferrocarril, la religión, o narraba las hazañas de los héroes y traidores del movimiento que dio inicio el 20 de noviembre de 1910.
La historia y el contexto en el que se crearon estas canciones se explica como el reflejo de los temas que las influenciaron: escenas cruciales de la Revolución Mexicana, como los cuerpos sin vida de Emiliano Zapata y Venustiano Carranza, Francisco Villa sentado en la silla presidencial, y Francisco I. Madero en la Marcha de la Lealtad, a las faldas del Castillo de Chapultepec, en 1913, entre otras.
Por su contexto, los corridos mexicanos de la Revolución se clasifican en: 1) historia y cultura de México en la Revolución, 2) Trenes y religión y 3) héroes y traidores.
El corrido en México se creó de una forma irreverente y subversiva, en el más absoluto anonimato. Alcanzó su plenitud durante la gesta revolucionaria, cuando las batallas y heroísmos, fusilamientos y quemazones, eran el pan de cada día.
El objetivo de este género musical durante la Revolución Mexicana era divulgar noticias frescas sobre los acontecimientos importantes, e hizo posible el surgimiento de una enorme cantidad de canciones, como un medio espontáneo y genuino que intentó comunicar y convencer de la validez y persistencia de los anhelos, de lo justo del deseo de una vida mejor.
Los corridos abordan ampliamente el papel del ferrocarril en el movimiento y como fuente de inspiración; en ellos se narraban los cuartelazos, descarrilamientos, destrucción de estaciones e infraestructura y explotación laboral, entre otros sucesos violentos de la época. También el tema de la religión cabía en las letras de estas canciones, como en el caso de las dedicadas a la Virgen de Guadalupe.
Sin embargo, la temática principal de los corridos eran los héroes y traidores de la Revolución Mexicana, como Francisco I. Madero, Venustiano Carranza y Francisco Villa, a quienes se les otorgó un sitio privilegiado en la memoria popular; en cambio, a personajes como Victoriano Huerta o Félix Díaz se les calificaba como ambiciosos y traidores de la patria.
Lo interesante de los corridos es que promovían la reunión social, pues generalmente se cantaban en las pulquerías, plazuelas, mercados y en las calles de las grandes ciudades de la época, como México, Guadalajara, Puebla, Monterrey y Veracruz; sin olvidar a los trovadores ambulantes de la dilatada provincia mexicana, comunicada por el ferrocarril.
Entre los corridos más famosos que han sobrevivido hasta nuestros días se encuentran: La cucaracha, La Adelita, La Valentina, El barzón, La toma de Zacatecas, La carabina 30-30, Felipe Ángeles, General Emiliano Zapata, El Centauro del Norte, Pancho Villa, Persecución de Villa, La rielera, El zapatista, Los tres generales y Siete leguas.