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Publicado en CULTURA

Abrirán al público casa de Leonora Carrington en la Roma

Jueves, 01 Abril 2021 00:01 Escrito por 

Antes de que la pintora surrealista Leonora Carrington falleciera, su hijo menor, Pablo Weisz, pidió que le dejara su casa de la Colonia Roma para convertirla en un museo dedicado a ella.

"¿Quién va a querer venir a ver mi casa? A nadie le va a interesar", le respondió entonces la artista británica radicada en México desde 1942 hasta su muerte, en 2011.

Hoy, la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) apuesta a que el hogar que habitara la familia Weisz Carrington por más de 60 años, en el 194 de la calle Chihuahua, sea no sólo un nuevo atractivo turístico cultural, sino un centro de estudio del cual puedan surgir diversas investigaciones.

"Ése es nuestro gran objetivo: que no sea un espacio cultural, que no sea un museo, sino un centro académico cultural", definió este martes Francisco Mata Rosas, coordinador general de Difusión Cultural de la UAM.

Tras tres años de trabajos de rehabilitación y reforzamiento estructural, el inmueble ha sido modernizado y adaptado para ser recorrido por grupos pequeños, al mismo tiempo que preserva de la manera más fiel posible -gracias a un trabajo de investigación y a los propios testimonios de Weisz- la disposición original de los variopintos enseres.

"Más que nada, la labor fue regresar la casa a un momento de esplendor, como Leonora vivió el espacio a su gusto", destacó Alejandra Osorio Olave, directora académica y cultural de la UAM, responsable del proyecto.

Desde la mesa de madera en el comedor -donde Pedro Friedeberg tallara Leonora + Chiki (Chiki Weisz, el fotógrafo húngaro con quien Carrington conformara una familia)- y el mueble tapizado de post-its amarillos con números de teléfono, hasta el calendario en la habitación de la pintora, donde su asistente marcó una especie de bitácora de sus últimos días.

Más de 8 mil 600 objetos catalogados en total, entre los numerosos libros, muebles, ropa, fotografías, obras de arte y hasta la más minúscula caja de cerillos, algunos de los cuales habían sido expuesto previamente en Leonora íntima: memorias y retratos, muestra con la que reabrió sus puertas tras ser restaurada la Casa de la Primera Imprenta de América, en el Centro Histórico.

Destacan, por ejemplo, una edición de la biografía novelada Leonora, de Elena Poniatowska, que la escritora y periodista intervino con notas y collage antes de obsequiarla a la artista británica. O un perfume sin abrir, regalo de su amiga María Félix, a quien Carrington retrató en La maja del Tarot.

"La casa es un documento constante, los objetos son documentos, los textiles, los libros, todo lo que rodea a este inmueble, justamente con la idea de que sean los académicos de distintas instituciones quienes vengan aquí y pidan trabajar sobre ciertos materiales", detalló Osorio Olave.

"La casa en sí misma es el gran documento; la casa contiene documentos, pero el gran documento es la casa. El gran motivo de investigación es la casa", reiteró el coordinador de Difusión Cultural.

Incluso es posible entrar al estudio de la creadora, acaso el espacio más íntimo y del cual surgieron gran parte de sus creaciones surrealistas, quedando como testimonio de ello sus pigmentos a medio usar, bocetos y moldes, o la bata de trabajo que Carrington luce en un par de fotografías, y que ahora cuelga en una esquina.

A lo largo del inmueble de tres plantas, que podrá recorrerse virtualmente a partir del próximo 6 de abril -día en que se conmemora el 104 aniversario del natalicio de Carrington- , están dispuestas numerosas piezas escultóricas, las cuales fueron donadas a la UAM, a diferencia de la casa misma, que la universidad adquirió por 7 millones de pesos, y en cuya rehabilitación invirtió 5 millones más, de acuerdo con la directora académica y cultural.

"La universidad compró la casa con los enseres, y estamos en un proceso de culminar el contrato de donación de la obra artística, de las esculturas. Algunas, la minoría, entrarán en un proyecto de comodato", precisó Mata Rosas. "La universidad compra el inmueble, lo restaura, y a cambio de la colaboración con Pablo, recibe en donación estas esculturas, que pasan directamente a formar parte no sólo del espacio mismo, sino del acervo artístico que posee la universidad".

El también fotógrafo diferenció el hecho de que sea una universidad pública la que esté a cargo de un proyecto como éste, lo cual al mismo tiempo representa una gran responsabilidad.

"A partir de ahora, la UAM es responsable de este legado, es responsable de que se difunda esta parte de Leonora, de que se generen vínculos, gestiones, proyectos de investigación a partir de este espacio.

"No es meter dinero para restaurar la casa de una artista. Es meter dinero para generar un proyecto académico cultural distinto", subrayó.

Talleres manuales, cursos teóricos y seminarios, presentaciones de libros, conciertos y piezas escénicas en formatos pequeños, son sólo algunas de las actividades que se espera tengan lugar en la Casa Estudio Leonora Carrington cuando la contingencia sanitaria permita abrir sus puertas al público.

"Queremos que sea un espacio vivo, definitivamente; por eso nos separamos de la idea de museo en muchos sentidos. Queremos que sea un sistema más orgánico, que genere sus propias dinámicas", sostuvo Mata Rosas. "La casa tiene vida propia", sentenció Osorio Olave.

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