- El estallido de denuncias por violencia sexual y de género que desencadenó el caso Facico, debería tener alarmada a nuestra sociedad porque evidencia que ese fenómeno, que debiera ser erradicado con educación desde las aulas, se arraiga y preserva en las escuelas. Si se tratara sólo del caso Facico, se podría decir que es un caso aislado, pero no solo se trata de un espacio en la UAEM, también en secundarias como la Jaime Torres Bodet de Cuautitlán Izcalli, en el CBT Metepec, en la Normal 1 anexa a la ENSEM, etc. En conclusión, las instituciones educativas del Estado de México son semilleros de desigualdad entre hombres y mujeres, y es en buena medida que por ello no se ha podido erradicar sino, por el contrario, se ha fortalecido.
- Parece que el tema va para largo, las protestas en los espacios universitarios han acaparado los titulares, pero hay una realidad: mucha inconformidad ha sido provocada no sólo por los profesores y alumnos acosadores, también por quienes han intentado reprimir las asambleas en las que se discuten los paros o los tendederos del acoso. No importa cuánto se esfuerce la Rectoría por hacer frente a la situación si los directores y maestros tienen estas acciones. Tal parece que dejaron solo a Alfredo Barrera con una carga histórica de violencia sexual en la UAEM.
- Entre los paros, tarifazo, coronavirus y feminicidios se ha escurrido el primer bimestre del 2020. La economía continúa contraída y no se ve para cuando se destrabe, la seguridad dando de qué hablar y las condiciones sociales no son las mejores, esperemos que con la proximidad del receso de Semana Santa mejore el hartazgo y enojo que parece que comienza a permear en la sociedad…