Antes de regularizar la amapola para que campesinos dedicados a su cultivo salgan de la ilegalidad, expertos y académicos advirtieron crear una estrategia para evitar que los ingresos por la producción sean acaparados por los cárteles de la droga.
En un mercado lícito, coincidieron, México sería un potencial económico al ser uno de los principales países productores de amapola, principalmente en 59 municipios de seis estados, se estableció en el "Lanzamiento del Proyecto Amapola: Las deudas del opio", que presentaron organizaciones como México Unido Contra la Delincuencia y Noria Research, además de periodistas y sociólogos.
No obstante, los ponentes expusieron que, antes que cualquier cosa, debe ser creado un registro sistemático que permita revisar la evolución del cultivo en tiempo, su distribución en el territorio, características básicas de producción, precios, rendimientos, entre otros factores.
"La rentabilidad de este cultivo nace en la demanda y en la ilegalidad del producto, los mercados del consumo incentivan la producción, la remuneración es elevada por los riesgos y los pagos relacionados con el transporte de la sustancia, cada vez que el producto pasa por un intermedio su precio se multiplica, la inmensa mayoría del dinero se queda con los intermediarios, legales e ilegales y no con los cultivadores", alertó Romain Le Cour de Noria Research.
"De ahí que la fantástica rentabilidad del producto final, la heroína, tenga un impacto estructural casi nulo sobre las desigualdades, las discriminaciones, la criminalización o la falta de inversión por parte del Estado", añadió.
Anticipó que este tipo de cultivo ilícito no pueden desarrollarse sin relacionarse con el Estado.
"Lejos de observar la ausencia del Estado, revelamos más bien la desconfianza de los habitantes frente a las autoridades públicas a pesar de sus interacciones constantes con ellas, lo importante entonces es entender cómo están presentes las autoridades públicas en estos territorios marginados, la guerra contra las drogas han convertido a agricultores a productores de droga más eficientes", puntualizó Le Cour.
En la presentación, vía remota, Le Cour estableció que la amapola tiene 60 años de ser cultivada en el Triángulo Dorado (Sinaloa-Durango-Chihuahua) y casi 40 años en Guerrero y Nayarit, en regiones donde han subsistido de manera económica por la producción de esa flor en contraste con la falta de programas sociales.
"Son más de cinco generaciones de habitantes que se dedican a la producción de amapola, la goma que se extrae de la flor se transforma en heroica en México, que se exporta a Estados Unidos y Canadá", expuso.
"México entonces representa uno de los mayores productores amapola y de heroína, esta realidad contrasta con la escasez de conocimiento acerca de lo que representa el cultivo en el panorama social, agrícola y económico del País", resaltó Le Cour.
Lisa Sánchez, de México Unido Contra la Delincuencia (MUCD), comentó que lo importante del proyecto es entender la dimensión social y económica del fenómeno de la amapola, para que desde la seguridad ciudadana se comprenda el proceso desde los cultivadores.
"Queremos contribuir a este estudio a partir del desarrollo de herramientas, de análisis cualitativos muy específicos, estar en el debate público (...) fundamentar el análisis de las consecuencias negativas de la política de guerra contra las drogas, entender que la amapola es un entramado muy complejo y generar alternativas basadas en evidencias", planteó Sánchez.
Se indicó que actualmente kilo de la goma oscila entre los 15 mil y los 17 mil pesos a nivel productor. "A mediados de 2020, los precios de la amapola repuntaron. A principios de 2021, nuestras estimaciones de precio promedio ofrecido a los campesinos por kilo de opio de 16 mil pesos nivel nacional. Eso sí las variaciones son altísimas dentro de las mismas regiones, en Guerrero, primer productor nacional es de 8 mil pesos el kilo en la montaña y de 21 mil pesos en la sierra", se indicó en el estudio.