En la localidad de Cuauhtémoc, municipio de Centla, el agua les llega hasta las rodillas a sus habitantes en las zonas transitables, pero en algunas casas, sube hasta el pecho.
"Nos aventaron el agua y hasta los caimanes", dicen las vecinas, quienes también temen por la presencia de culebras.
En esta localidad, la gente no tiene trabajo, pues depende del campo y los animales de granja, que, en muchos casos, murieron ahogados. La mayoría de estas personas venden sus pollos y hortalizas en la zona turística de Paraíso.
"Los muebles ya no sirven y las casas se están humedeciendo, pudriendo; hay agua por todos lados", dijo una mujer.
El desfogue de la presa Peñitas alcanzó a esta población, que lleva más de un mes con las casas inundadas. La corriente afectó también las comunicaciones; la carretera que conecta a Villahermosa está anegada, y cerca de Paraíso se registró un deslave. Los damnificados no ven el fin de las inundaciones.
"Baja y sube, baja y sube, los pobres cerdos se ahogaron", expresó una mujer.
En las casas, los afectados alzaron sus muebles para rescatarlos, pero muchos no resistieron. Aquí, el problema es que el agua no baja porque el mar se va a pique a la costa por los frentes fríos, y no deja que los afluentes de los ríos desemboquen, "entonces, nos llega el agua desde la presa Peñitas, y acá el frente nos avienta el mar a la costa. El agua puede subir más y no hay apoyos", alertó Edith May, quien perdió los enseres y muebles de su vivienda en la calle Allende.