Personas con problemas mentales en países como México, Afganistán, Sierra Leona, Rusia, Camboya o Yemen son encadenadas, advirtió la organización internacional Human Rights Watch (HRW). Entre los casos documentados se encuentra el de Esther, una mujer de 37 años con discapacidad psicosocial, quien vivía con sus padres en una comunidad rural de Apodaca, Nuevo León.
"Fue encadenada desde que era niña", indica el informe. "Viviendo en cadenas. Encadenamiento de personas con discapacidades psicosociales en todo el mundo. A pesar de haber estado encadenada la mayor parte de su vida, su caso nunca fue contado ni incluido entre los datos del Gobierno, porque es una práctica que permanece invisible y oculta, incluso para los vecinos, la comunidad local y las autoridades".
En tanto, Felipe Orozco, un hombre de 41 años, narró a HRW que lo han hospitalizado cinco veces por padecer una enfermedad mental. En una de esas ocasiones, en 2018, el personal del Hospital Psiquiátrico Dr. Rafael Serrano, de Puebla, lo encadenó desnudo por las noches durante dos semanas y media, y lo obligó a defecar y orinar en su cama.
"Tenía miedo de que alguien me atacara durante las noches, sin poder defenderme por estar encadenado", declaró el hombre.
Human Rights Watch asegura tener evidencia de encadenamiento en 60 países de Asia, África, Europa, Medio Oriente y América: "Los grilletes impactan la salud física y mental de una persona. Una persona encadenada puede verse afectada por estrés postraumático, desnutrición, infecciones, daño a los nervios, atrofia muscular y problemas cardiovasculares", alertó la organización. "En México, por ejemplo, los niños con discapacidades psicosociales en una institución estaban completamente envueltos en vendas, cinta adhesiva o ropa, como momias".