El Tren Maya, la obra emblemática del presidente Andrés Manuel López Obrador, ha arrancado 2022 entre tropiezo por los cambios de la ruta y del encargado del proyecto, las dudas sobre su entrega a tiempo y las denuncias de comunidades.
El presidente reiteró el pasado lunes que el tren avanza de acuerdo con el programa, con cinco empresas y el Ejército trabajando en los siete tramos que abarcan los estados de Yucatán, Campeche, Tabasco, Chiapas y Quintana Roo.
Pero un tramo de Quintana Roo, en la turística Playa del Carmen, fue el catalizador de la sacudida en Fonatur, pues el trazo se cambió tres veces y ha generado incertidumbre, según Marcos Antonio López, presidente de la Asociación Civil Vecinos Unidos de Playa del Carmen.
“Estamos preocupados porque se le hizo un gran daño a Playa del Carmen en la cuestión de que el Tren Maya no fue planeado, sino fue un proyecto de escritorio, como el mismo presidente lo dice, de los funcionarios ‘fifí’ (elitistas) que no salen del aire acondicionado”, expuso López
El cambio también causó controversia porque implicó la tala de 22,000 árboles.
Mientras el gobierno tachó este dato de noticia falsa, Fonatur afirmó que trasplantó los árboles con apoyo de la Asociación Mexicana de Arboricultura (AMA), pero esta organización respondió que desconoce del posible destino final del trasplante.
“Nosotros necesitamos que se le finque responsabilidades al anterior titular de Fonatur porque no es posible que hayan devastado más de 22,000 árboles”, pidió el presidente de Vecinos Unidos, quien lamentó que además se premió a Jiménez Pons con una subsecretaría.