El descubrimiento de un narcolaboratorio y un sembradío de coca en la parte baja de la Sierra de Atoyac es un ejemplo de que la gente se seguirá dedicando a esas actividades porque el Gobierno aún no ha impulsado alternativas reales para mejorar sus condiciones, afirmó el dirigente campesino, Arturo García Jiménez.
La panacea de este Gobierno es el programa Sembrando Vida, dijo, que no será suficiente para desalentar a la gente que siembra amapola u otros cultivos ilícitos.
"¿Acaso un campesino de la Sierra que lleva más de 50 años sembrando amapola se va a conformar con 5 mil pesos mensuales que le dé el Gobierno por estar en este programa social?", plantea, "Por supuesto que no".
García Jiménez, presidente de la Red de Agricultores Sustentables y Autogestivos (Rasa) y asesor de la coordinadora de Comisariados de Guerrero, dijo que las condiciones de pobreza y marginación en que vive la población de la Sierra es porque todavía no hay una acción real del Gobierno.
"No estamos hablando que entre a la Sierra la Guardia Nacional o el Ejército mexicano, me refiero a que haya caminos, centros de salud, escuelas y programas sociales", aseveró.
El dirigente considera que el Sembrando Vida es una mala planeación para la Sierra, ya que los únicos que pueden acceder al beneficio son los que son dueños de dos a cinco hectáreas de tierras.
Además, explica, en la Sierra no se da mucho la siembra del maíz pero si árboles frutales, pero cuando el campesino tenga 10 cajas de aguacate, de naranja o racimos de plátano no podrá comercializarlos porque no hay carreteras y los caminos de terracería siempre están en mal estado.
"Ni modo que un productor del campo y su familia se coman las diez cajas de aguacate o de plátano", ironizó.
García Jiménez advirtió que si el Gobierno federal no da una atención a esta zona recargando todos los programas sociales a la Sierra la situación seguirá igual.
Sin embargo, añadió, hasta el momento no se ve que el Gobierno tenga la intención de resolver de manera integral los problemas que enfrenta la población de la Sierra, donde en los últimos años se ha agudizado la violencia y desplazamientos de las familias.
Una iniciativa de ley de crear la Octava Región con nuevos municipios de la Sierra está "congelada" en el Congreso local.
Con estos nuevos municipios que se crearan en esta zona habría más recursos públicos y programas de gobierno para sus habitantes.
En 2019, recordó, las organizaciones campesinas y autoridades de las comunidades de la Sierra tuvieron un foro en la comunidad de Linda Vista, Municipio de San Miguel Totolapan, en el que urgieron la aprobación de esta iniciativa pero hasta el momento ha habido omisión de las autoridades.
El dirigente campesino consideró que debido a la desatención del Gobierno es constante la situación de violencia en la Sierra, originada por la presencia de bandas de delincuentes y los conflictos de tierras y de tala inmoderada.
Conflictos como el que hace unos días se vivió en Jaleaca de Catalán, Municipio de Chilpancingo, donde habitantes retuvieron cuatro días a nueve funcionarios federales fue originado por la desatención de las autoridades de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) que no han querido detener la tala de árboles en esa zona.
Respecto al hallazgo de un narcolaboratorio y sembradíos de coca en comunidades de Atoyac de Álvarez, dijo que por las condiciones climáticas en esa parte baja de la Sierra no ve que haya un crecimiento en el cultivo de ese estupefaciente.
García Jiménez, quien es de profesión agrónomo, señala que la siembra de la hoja de coca se da en partes selváticas altas húmedas como las tiene Colombia, Bolivia y Perú.
Las personas que sembraron la coca en inmediaciones de comunidades, aseguró, están a casi dos horas de la cabecera de Atoyac y quisieron exprimentar.
El lunes, efectivos del Ejército acudieron las inmediaciones de las comunidades de El Porvenir y Río Santiago donde informaron a reporteros que hace unas semanas destruyeron un plantío de coca con una extensión de cuatro hectáreas y un laboratorio para procesar cocaína. García Jiménez señaló que de ser cierta la versión del Ejército de que este plantío tenía una extensión de cuatro hectáreas, se calcula que iban a florecer unas mil 600 plantas.