El Ejército de Sudán tomó control del país al disolver al gobierno de transición horas después de que las tropas arrestaran al primer ministro Abdala Hamdok.
Miles de personas inundaron las calles para protestar por un golpe de Estado que amenaza el inestable progreso del país hacia la democracia.
Las fuerzas de seguridad dispararon contra algunos de los reunidos y tres manifestantes murieron, según el Comité Sudanés de Médicos, que agregó que 80 personas resultaron lesionadas.
La toma de poder sucede dos años después de que manifestantes forzaron la salida del autócrata Omar al-Bashir y sólo semanas antes de que el Ejército debiera entregar a civiles el liderazgo del consejo que gobierna al país.
Después de los arrestos del premier Hamdok y otros funcionarios públicos, miles de personas protestaron en las calles de la capital, Jartum, y su ciudad hermana Omdurman.
Bloquearon calles y prendieron fuego a neumáticos mientras las fuerzas de seguridad utilizaban gas lacrimógeno para dispersarlos.
La gente coreaba “El pueblo es más fuerte, más fuerte” y “¡La retirada no es una opción!”, mientras el humo de los neumáticos en llamas cubría el aire. En videos compartidos en redes sociales se veían grandes grupos de personas cruzando puentes sobre el Nilo rumbo al centro de la capital, mientras que la embajada de Estados Unidos advertía que tropas bloqueaban partes de la ciudad.
En la tarde, el jefe del Ejército, el general Abdel-Fatá Burhan, anunció en televisión nacional que disolvería el Consejo Soberano, el órgano de transición militar y civil formado para liderar al país desde la destitución de al-Bashir. Dijo que las diferencias entre facciones políticas llevaron al Ejército a intervenir.
Durante semanas, las tensiones fueron en aumento debido al ritmo y dirección de la transición a la democracia en Sudán, un país en África vinculado por el idioma y cultura al mundo árabe.