Cada persona es irrepetible en esencia y por eso somos seres con luz propia, listos para iluminar nuestro camino sin importar cuál sea el reto. Es esta individualidad la que ha retomado Giovanna Engelbert, la nueva y primera directora creativa de Swarovski, y de cuya imaginación surge uno de los proyectos más inspiradores, Wonderlab. Este es un espacio radicalmente inclusivo donde surgen innumerables ideas que celebran la fantasía junto con la ciencia para reinterpretar el estilo.
Esta nueva propuesta comienza con la Collection I, un conjunto de aretes, collares, anillos y pulseras que manifiestan las propiedades mágicas presentes en cada cristal. En este “jardín matemático” hay lugar para piezas hipergruesas, hiperexpresivas e hiperversátiles que generan un sentimiento de grandeza y diversión.
Mesmera, Harmonia, Dulcis, Curiosa, Gema, Chroma, Orbita y Lucent son las estrellas de esta primera entrega llena de emociones transformadas en belleza. Pero nada estaría completo sin una gran compañía, por eso es que en este playground que resulta ser Wonderlab, también se vislumbró la exquisita Collection II, un paso fundamental en la evolución de la herencia Swarovski.
El pasado austriaco de la marca se vuelve moderno, tomando como base las musas del movimiento bohemio, la Bauhaus y los verdes paisajes creados por Klimt. En este microcosmos donde conviven lo clásico, el punk, la dulzura y lo llamativo se abren las puertas para Dextera, Imber, Abunda, Signum, Stella, joyas que representan a todas las personas de todas las culturas y orientaciones.
Esta brillante marca sabe cómo atraer las miradas, esta vez, con diseños refrescantes que no tienen género ni raza. Una invitación al placer sin etiquetas del que podemos formar parte, libres de prejuicios para disfrutar de piezas de Swarovski que no te pueden faltar esta temporada.