El cáncer de próstata es la primera causa de enfermedad y muerte masculina en México, al registrar la pérdida de unas 7 mil vidas anuales, por lo que el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) exhortó a este sector de la población a romper con tabúes y estigmas acudiendo anualmente -a partir de los 50 años- a sus unidades médicas para realizarse un tamizaje y detectar la enfermedad en etapas tempranas, cuando todavía no hay síntomas y es curable.
El 70% de los casos se detecta en etapas avanzadas; cuidar su vida es lo que está de por medio, enfatizó Luis Antonio Ramírez Pineda, director general de la dependencia.
Tras afirmar que, de acuerdo con el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), el cáncer de próstata causa 9.8 muertes por cada 100 mil habitantes, es decir, se cobra alrededor de 7 mil vidas anuales en México, Ramírez Pineda refirió que estadísticas institucionales indican que los hombres derechohabientes asisten con menor frecuencia a las unidades médicas.
En 2019, el ISSSTE otorgó 23 millones 513 994 consultas, de las cuales sólo 8 millones 713 978, equivalentes al 37%, fueron solicitadas por hombres, en su mayoría para atender signos y síntomas de enfermedades en etapas avanzadas. Ante esta situación, Ramírez Pineda dijo que la prevención es el camino, y pidió a trabajadores, pensionados y derechohabientes varones tomar en sus manos el cuidado de su salud y prevenir el cáncer de próstata, ya que esta enfermedad, cuando evoluciona, se disemina principalmente en huesos y causa múltiples complicaciones que afectan drásticamente la calidad de vida de los pacientes.
La especialista en oncología médica del Centro Médico Nacional (CMN) 20 de Noviembre, Perla Pérez Pérez, afirmó que: “Respecto del cáncer de próstata, la información más importante que debemos difundir entre la población masculina de todo el mundo es alentarlos a realizarse anualmente pruebas de tamizaje de determinación de antígeno prostático en sangre a partir de los 50 años. De forma ideal, este estudio debe ir acompañado de un tacto rectal por parte de un urólogo”.
“Se ha demostrado que al hacer los dos procedimientos se tiene una probabilidad más alta de detectar un tumor, si es que lo hay. Uno solo de estos estudios no es suficiente, debido a que hay algunos tumores que pueden no elevar el nivel de antígeno prostático, pero sí es posible detectarlos a través de un tacto rectal”, precisó.
Pérez Pérez especificó que, no obstante el tacto rectal es un procedimiento un poco incómodo, puede decirle a los hombres que son breves minutos al año que conllevan el gran aliciente de poder detectar un tumor en una etapa temprana y que se pueda hablar de curación: “No hay nada mejor que poder ofrecer una curación versus tener un paciente con enfermedad metastásica donde los tratamientos tienen que ser permanentes y la probabilidad de muerte por cáncer es mucho más alta”, puntualizó.
La especialista refirió que “el pilar del tratamiento en cáncer de próstata es el bloqueo hormonal, y esto es debido a que en este padecimiento el principal estímulo de crecimiento tumoral es la testosterona (hormonas masculinas). La primera manipulación que hacemos es bloquear la producción de testosterona; al no haber testosterona, la vida sexual se ve muy deteriorada con un tratamiento de este tipo”.
Perla Pérez Pérez indicó que el principal factor de riesgo para el cáncer de próstata es la edad: a mayor edad, el riesgo también es mayor, y se acrecienta a partir de los 70 años.
Puntualizó que en hombres con antecedentes de cáncer de próstata en padre o hermanos a edades tempranas, es recomendable iniciar el tamizaje anual a los 45 años. Destacó que el ISSSTE es una de las instituciones que mayor acceso tiene a tratamientos oncológicos altamente efectivos en prolongar el tiempo de vida con calidad de pacientes con cáncer de próstata, que van desde los hormonales, hasta quimioterapias y terapias dirigidas.
Sin embargo, la prevención mediante detección oportuna con el tamizaje anual es la mejor estrategia, ya que se enfoca en la curación y preservación de la calidad de vida de los pacientes, además de que permite optimizar y hacer un uso responsable de los recursos destinados al seguro de salud.