Más del 50 % de la población europea habrá contraído la variante ómicron del coronavirus en las próximas 6 a 8 semanas, al ritmo actual de transmisión, ha informado este martes la Organización Mundial de la Salud (OMS) que también ha advertido que todavía es pronto para considerar a la covid como una enfermedad endémica.
El pronóstico sobre el impacto de ómicron en Europa parte de un cálculo realizado por el Instituto de Métricas y Evaluaciones de la Salud (IHME), de la Universidad de Washington, citado por el director de OMS-Europa, Hans Kluge.
Kluge ha resaltado en su primera comparecencia en 2022 que veintiséis países de la región europea de la OMS -que comprende 53, incluidos varios de Asia Central- han notificado que más del uno por ciento de su población se está contagiando de coronavirus por semana.
Del total de países de la región, 50 ya han registrado casos de ómicron, que rápidamente se está convirtiendo en la variante dominante en Europa occidental y ahora se está expandiendo en los Balcanes.
“Datos recopilados en semanas recientes confirman que ómicron es altamente transmisible porque las mutaciones que tiene le permiten adherirse a las células humanas de forma más fácil y puede infectar incluso a quienes lo han estado con anterioridad o a los vacunados”, ha precisado Kluge.
Las vacunas continúan proporcionado una buena protección contra los casos severos o mortales, pero la “escala de transmisión sin precedentes” ha provocado que se esté produciendo un aumento de las hospitalizaciones por Covid-19.
“Eso está desafiando a los sistemas de salud y de prestación de servicios en muchos países donde ómicron se ha expandido con velocidad, y amenaza con arrollar en muchos más”, ha dicho.
El personal sanitario, cuidadores y otras trabajadores esenciales están soportando “la mayor carga” y son los más expuestos al virus, ha recordado el director de OMS-Europa, que ha pedido más apoyo para su bienestar y su salud mental.
Kluge instó a los países de la región aún no golpeados por la nueva variante a implantar medidas como el uso de mascarillas de alta calidad en interiores, impulsar la vacunación completa, incluida la dosis de refuerzo; y preparar sistemas de respuesta que comprendan por ejemplo el aumento de test y que estos sean accesibles.
En los países en donde ya hay una ola de ómicron la prioridad debería ser evitar y reducir el daño en los grupos vulnerables y minimizar las alteraciones a los sistemas de salud y servicios esenciales.
Así, es necesario priorizar el acceso de esos grupos a las vacunas y dosis de refuerzo e impulsar el despliegue de test.