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Publicado en SALUD Y BIENESTAR

¿Es segura la vacuna contra el COVID-19?

Martes, 22 Diciembre 2020 21:55 Escrito por 

Habiendo conseguido, pese a los duros pronósticos e incertidumbre, que México tuviera acceso este año a una vacuna contra el SARS-CoV-2, quedan aún varias cuestiones por resolver. Una de ellas, acaso, que la propia población confíe en la seguridad del biológico.

Esto ante el hecho de que la inoculación masiva en el País comenzará con la vacuna desarrollada por Pfizer y BioNTech, que es del tipo ARN mensajero (o mRNA, por sus siglas en inglés), una importante, pero por demás nueva tecnología, cuyas características y acelerada aprobación han generado inquietudes y hasta temor.

Impresión que Roselyn Lemus Martín, doctora en biología molecular por la Universidad de Oxford, mitiga al detallar el funcionamiento de este tipo de vacunas, considerablemente distintas a las tradicionales de "virus atenuado", como las utilizadas contra el sarampión, las paperas, la rubéola o la varicela.

Se trata, explica en entrevista, de una molécula que transporta las instrucciones genéticas para que las células del huésped, es decir, las células humanas, fabriquen el antígeno deseado, que en este caso es la glucoproteína de superficie del SARS-CoV-2, también conocida como Spike.

"Se usa como tal una molécula de mRNA para traducir la información, para llevar la información genéticamente necesaria para que se produzca la proteína Spike", reitera la química egresada de la UNAM y maestra en oncología molecular.

El ribosoma de las células es el encargado de producir esta proteína del coronavirus, cuyo papel para conseguir una respuesta robusta y segura del sistema inmune se había estudiado desde 2002 con la aparición del SARS-CoV-1 y, posteriormente, con el Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (MERS).

"O sea, se van a generar lo que se llama 'células de memoria'. Entonces, cuando nosotros ya estemos en contacto con el virus en el futuro, el sistema inmune ya está preparado para reaccionar, contraatacar a esa proteína (Spike).

"Lo que estás haciendo es entrenar al sistema inmune para que tenga la información, para que identifique a esa proteína del virus, y entonces en un futuro la pueda atacar", remarca Lemus.

Una vacunación en la que no se pone en el cuerpo la proteína inmunizante, sino el material genético que instruye a las células sobre cómo fabricarla. Un efecto similar, asegura Lemus, al de otras vacunas contra SARS-CoV-2 igualmente muy avanzadas, que son las de vectores virales no replicantes.

La diferencia, continúa la especialista, es que éstas últimas, entre las que destacan las de AstraZeneca y la Universidad de Oxford, además de la de CanSino Biologics Inc. -ambas contempladas y convenidas para ser aplicadas en México-, sí transportan pequeños fragmentos (o epítopos) del virus.

"No hay una que sea mejor que la otra", enfatiza la doctora en biología molecular. "Tienen diferente mecanismo, pero al final el mismo resultado. Lo que se logra es que el sistema inmune tenga una respuesta hacia el virus".

¿Las vacunas de mRNA tienen la capacidad de alterar o dañar nuestra información genética, como claman algunos grupos antivacunas?

El mRNA va a estar siempre en el citoplasma de nuestras células, nunca va a llegar al núcleo. Y como no va a llegar nunca al núcleo, no va a poder dañar la información genética. Definitivamente no va a manipular nuestra información genética.

¿Es válido trasladar el rechazo hacia los transgénicos, generalmente visto en materia de alimentos, al terreno de la vacunación?

Entiendo la preocupación de las personas, porque sí, definitivamente esta vacuna está involucrando una molécula que nunca se había probado. Es una de las primeras vacunas que tiene esa tecnología. Pero, por otro lado, el mecanismo no va a intervenir en nuestro sistema, en nuestro núcleo; no va a intervenir en nuestra información genética como tal.

En todo caso, Lemus refiere que lo que ha llamado la atención es que este tipo de vacunas pudieran ser más reactogénicas. Es decir, con mayor capacidad para producir efectos secundarios, como fuertes dolores de cabeza por una o varias semanas, fiebre, reacciones alérgicas, inflamación en la parte del cuerpo donde se recibió la vacuna y dolor muscular y de articulaciones.

"Yo estuve en una reunión de la FDA (la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos) recientemente, y sí hay una preocupación un poco al respecto de que después de vacunarse todavía se puedan presentar efectos secundarios un mes o dos meses después de que se aplicó la vacuna", comparte Lemus.

"Sí se siguieron los protocolos de seguridad, pero obviamente no sabemos los efectos a largo plazo (de esta vacuna). Eso sí lo vamos a tener que seguir estudiando conforme pase el tiempo, pues no nos dio tiempo de estudiarlo, obviamente, porque se tenía que aprobar la vacuna".

Para la especialista mexicana, esto no justifica de manera alguna cualquier argumento en contra de las vacunas de mRNA o de la vacunación misma para prevenir la enfermedad de COVID-19.

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