La pizza es uno de los alimentos perfectos y prácticos para todo tipo de festejos y ocasiones en las que no tenemos ganas de cocinar. Su gran variedad de tipos e ingredientes la vuelve ideal para todos los gustos culinarios. No obstante, es posible que en más de una ocasión nos hayan sobrado algunas rebanadas y decidamos guardarlas para el día siguiente.
A pesar de que, a primera vista, lo anterior no representaría ningún problema, la mala noticia radica en que, mientras algunos nos tomamos el tiempo para recalentar la pizza, otros prefieren comerla fría, lo que implica ciertos riesgos para la salud, en especial si no se almacenó de forma correcta.
De acuerdo con un reciente estudio del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, la pizza fría no será del todo saludable si se mantuvo toda la noche a temperatura ambiente, ya que la comida perecedera no debe permanecer más de dos horas fuera del refrigerador, pues esto aumenta el riesgo de sufrir una intoxicación alimentaria.
Asimismo, la investigación revela que la “seguridad” de tu pizza dependerá en gran parte del nivel de agua en sus ingredientes. Por ejemplo, si el pan o el queso horneados permanecen mucho tiempo secos, promoverán el crecimiento de bacterias.
Identificar a simple vista los ingredientes con la humedad necesaria para volverse dañinos podría resultar bastante complicado, por lo que se recomienda que si por alguna razón dejaste la pizza a la intemperie, al otro día evites consumirla. Por otra parte, si guardaste tu pizza unas dos horas después de tenerla en casa y se mantuvo refrigerada a menos de cuatro grados Celsius, todavía estarás a tiempo para disfrutarla en los próximos 3 o 4 días.