La detección temprana de la esclerosis múltiple puede evitar que se convierta en una enfermedad discapacitante, sin embargo, su diagnóstico puede tardar hasta 10 años, contrasta Verónica Rivas, especialista del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía.
"No necesariamente (implica discapacidad), siempre y cuando se haga un diagnóstico lo más temprano posible y se pueda acceder al tratamiento, que de pronto es el gran problema por los temas de acceso a la salud, y que es una enfermedad que de inicio tiene síntomas que pueden ser muy poco específicos y eso causa un retraso de hasta 10 años -está publicado- para poder dar un diagnóstico al paciente", explica sobre este padecimiento autoinmune que afecta al sistema nervioso central.
Además, el diagnóstico completo requiere una serie de estudios, entre ellos una resonancia magnética, que resulta de alto costo para los pacientes, lo cual también genera retraso, añade la Coordinadora de Clínica de Enfermedades Desmielinizantes del Instituto.
Una vez que el paciente es diagnosticado se le puede dar el mejor medicamento posible para ese momento en específico, dice.
Los neurólogos, añade, son los más familiarizados con la enfermedad, pero los pacientes suelen ser referidos por médicos de otras especialidades que no siempre identifican este padecimiento.
"Por ejemplo, uno de los síntomas iniciales más característicos es la neuritis óptica. El paciente está muy bien, pero de pronto tiene dolor en uno de los ojos, empieza a ver borroso, puede incluso perder la visión de algún ojo, y entonces primero acude con el oftalmólogo. Éste tiene que pensar en este diagnostico para poderlo enviar con el neurólogo y hacer ya todo el protocolo de investigación.
"Otro problema que pueden tener los pacientes son alteraciones en la sensibilidad, tener dormido un brazo, una pierna o los dos, por más de 24 horas, no lo normal que nos pasa a veces por una posición. Entonces, cuando eso ocurre, puede ser que vayan con un médico familiar o con un ortopedista, y si este médico no está capacitado para pensar en esta enfermedad lo va a dejar pasar y la historia natural de la enfermedad es que muy al principio los síntomas pueden mejorar por sí solos en el transcurso de un par de semanas. Si después el paciente se siente mejor, ya no le da seguimiento hasta que aparezcan más o más continuamente", detalla.
Antes de que los pacientes presenten manifestaciones clínicas hay un proceso degenerativo en el cerebro, explica Rivas.
"Lo hemos visto con los pacientes a los que diagnosticamos de forma muy temprana, aunque parece que no tienen prácticamente síntomas, al hacer estudios muy sofisticados en los que podemos tomar medidas de algunas estructuras del cerebro, vemos que hay cambios o incluso aunque la parte motora-sensitiva esté bien, se dice que hasta el 50 por ciento de los pacientes, cuando les diagnosticamos esclerosis múltiple, ya tienen deterioro cognitivo.
"La discapacidad no solamente es no poder caminar o no poder mover una parte del cuerpo, sino también es la función de la mente; en muchos de estos paciente si no damos un tratamiento y retrasamos, sí vemos estas alteraciones en el mediano plazo", indica Rivas.
A diferencia del periodo previo a los años 90, cuando no había tratamientos para la esclerosis múltiple y la discapacidad se presentaba a mediano plazo, en los últimos años se han desarrollado medicamentos no solo más eficaces, sino también más seguros y cómodos para el paciente, destaca la especialista. "Los primeros medicamentos eran inyectables -algunos diariamente-, otros tenían efectos adversos, y ahora tenemos un grupo de medicamentos que se consideran de alta tecnología, anticuerpos monoclonales que se pueden aplicar cada mes, cada seis meses o una vez al año y que ayudan mucho a los pacientes con esclerosis múltiple".