Ya se veía venir, pero la tendencia de retomar todo lo artesanal elaborado, con paciencia infinita, a mano, regresa con gran fuerza, después de un periodo en el cual la moda tenía que detener una carrera vertiginosa que estaba lesionando el corazón del planeta.
Por eso, hoy se necesita consumir lo local, con materiales naturales, comercio justo y siempre tratando de preservar las costumbres y las artes ancestrales.
Y México es, precisamente, un arcón de tesoros hilados desde tiempos milenarios que regresan para lucir orgullosamente, con cortes más modernos, a enamorar a las nuevas generaciones.
Una grata pasión que se nota en una revaloración de lo nacional, tanto en la moda como en la música, la gastronomía y todas las manifestaciones culturales. No es de extrañar, entonces, que hoy se busquen diseñadores que propongan nuevas formas de ver lo mexicano y jóvenes apuestos para modelar que resalten la belleza racial del País.
"Tratamos de celebrar a todos los diseñadores mexicanos, su inspiración en la indumentaria tradicional y artesanal fabricada a mano, mezclándola con piezas más modernas y contemporáneas", afirma el diseñador Ángel Grave, director del grupo Colectivo, que agrupa a más de 30 diseñadores empeñados en que nuestra rica historia nacional no se pierda en el caos del mundo moderno del fast fashion.
Así, huipiles y ponchos bordados con un mundo imaginario lleno de flores, pájaros y animales, vestidos plisados que vuelan con la menor brisa, prendas sueltas adornadas con flores, vuelos y olanes en las blusas salidas de la época de oro del cine mexicano, se mezclan con vivos accesorios, como botas pintadas a mano, sombreros de paja con divertidos adornos, así como grandes brazaletes metálicos. Un festín de colores, sabores y textiles que son muy cercanos al corazón y que siguen triunfando, no sólo en México, sino en todo el planeta.