El Garden de Walo es un vivero, un jardín encantado donde convergen todos los caminos que Mica y Lalo recorren con idealismo pragmático.
Empezaron identificando alrededor de 15 productores locales, fueron a conocerlos uno a uno para ofrecer sus insumos; hoy sirven desayunos sencillos y vitales, y los viernes, sábados y domingos, un menú de comida.
En paralelo, arrancaron su propia producción: manejan casi 30 hectáreas, repartidas en cuatro granjas.
"Tener un poder legal sobre la tierra es un tema loquísimo que damos por hecho, por eso estamos experimentando modelos de participación y tenencia", cuenta Lalo.
Cada granja tiene su historia y vocación: un sistema agroforestal en Amanalco, con una deuda de 20 años por la aplicación de químicos; una granja experimental híper diversa en la Reserva del Peñón; un cafetal en Temascaltepec y una pastura de vacas de raza ancestral en un sistema de rotacional.
En su tienda el criterio principal de selección es trazabilidad; que se sepa de dónde viene, cómo creció y se preparó.
Además, por pura resiliencia, durante la pandemia empezaron el mercado agrícola al aire libre. Cada segundo fin de semana del mes, venden frutas, verduras y hojas de temporada.
"El 25 por ciento de nuestras ventas todavía son panqués, galletas y papitas sanas, pero pasamos mucho rato pensando en cómo 'hackear' esos hábitos", confiesa Mica.
Y en estos entrañables días de mercado hacen exactamente eso con su barbacoa cósmica, que representa todo lo que puede hacerse bien: el borrego es un rumiante que ya casi no tiene valor de mercado, fija el carbono y tiene un beneficio ecosistémico.
"El 'hack' está en que la gente viene por algo que es un hábito, su taco. ¿Cómo hacemos más de esas cosas?", se pregunta Lalo.
El puesto lo atienden Miguel, su esposa Rosa y la familia que ya no podía sobrevivir con lo que producía su tierra.
"Muchos años usamos un tipo de agricultura y nos equivocamos. Cuando le vendimos tierra a Eduardo, nos fue enseñado que tenemos que cultivar todo sin químicos y que eso trae un beneficio tanto a la salud como para tener mejores ingresos. La barbacoa nos la pagan mejor porque es de libre pastoreo", cuenta Miguel.
De los 5 millones de hectáreas cultivadas en el mundo, un 98.5 por ciento está bajo manejo químico, expone Lalo. Para que esas hectáreas se regeneren, es necesario comprobar con datos que hay otras formas de tecnificar la agricultura para elevar la producción y al mismo tiempo regresarle a la tierra lo que le hemos quitado.
"De eso se trata este proyectito, de poner a prueba un modelo de acción a una escala muy pequeñita, pero medible, transparente y disponible", agrega Mica.