Ya lo decía Carolina Herrera, no hay nada como ver a una mujer vestida con una sencilla blusa tipo masculino, blanca, brillante, "crispy" (cosa que ella logra con un poco de almidón al lavarla), siempre con clase y bien puesta.
Cuesta trabajo pensar que antes de los años 20 era considerada como una prenda interior, hasta que Coco Chanel la convirtió, con su magia y talento, en parte esencial de la ropa exterior.
Esta prenda siempre ha sido pedida, prestada o, de plano, robada del clóset de los hermanos, papás o novios, ya que es versátil, atemporal, duradera y muy cómoda, un factor muy importante en estos tiempos.
Así, los expertos opinan que no hay nada más sexy que ver a una chica con estas camisas, ya sea con faldas, pantalones, jeans, shorts o nada por debajo si el modelo es XL, claro está.
"Se ha convertido ya en un fondo de armario de cualquier chica, porque, con los materiales adecuados, se puede llevar hasta la oficina o, en estos tiempos de reclusión, es una opción ideal para hacer home office", afirma la experta Gloria Torres.
Además...
Y aunque las más populares son las de algodón o lino, otra de las grandes tendencias para esta primavera es la fabricada en mezclilla, que también es muy confortable y se puede usar como camisola por encima de cualquier top y camiseta.
"Es importante, sin embargo, no olvidar el toque femenino, lo que puedes lograr con un collar de perlas, una mascada, o aretes y pulseras que le pongan un extra tuyo a esa camisa", agrega Torres.
¿Cómo cuidarlas?
Las más delicadas se lavan a mano o en tintorería.
Siempre hay que usar agua fría.
Asegúrate que los botones estén desabrochados antes de meterlas a la lavadora.
Deben estar secas antes de plancharlas. Usa un paño húmedo entre ella y la plancha para evitar brillos.
Las camisas de vestir se cuelgan en ganchos, siempre abotonadas, y las casuales pueden ir dobladas en un lugar fresco y seco. Cuando viajes, es conveniente protegerlas en bolsas de papel de seda para que se arruguen menos.