Para José de Jesús Vidal, médico adscrito al departamento de Urgencias y Terapia Intensiva del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición, desde que inició la pandemia, todos los casos que recibe son complicados; sin embargo, recordó que uno de los más delicados fue el de una familia de cinco integrantes, padre, madre y tres hijos, quienes murieron por coronavirus en el hospital.
"Vino primero el hijo. Contagió a sus papás, sus papás contagiaron a los otros dos hermanos y, como eran personas con riesgo por obesidad, diabetes e hipertensión, lamentablemente todos fallecieron. No había a quién darle informes; toda la familia había fallecido", relató Vidal.
Durante la emergencia sanitaria, la vida del médico en el Instituto se divide en dos: por la mañana recibe a los pacientes sospechosos por coronavirus en el área de urgencias; por la noche, atiende a quienes están en estado crítico y utilizan respiradores.
Además de ser leal a la misión de un médico, que es la de preservar la vida, "Chuy" -como lo llaman sus más allegados- señaló que lo más importante es cuidarse él mismo.
"Al ser el primer contacto con los pacientes graves, antes de ayudar, uno debe protegerse", dijo el médico.
Diariamente, José de Jesús realiza una rutina de desinfección, que comienza en su casa utilizando cloro para limpiar su ropa, y cubrebocas al salir, hasta llegar al hospital y colocarse el equipo, que puede ser distinto dependiendo del área médica a la que asista. En Urgencias, además del uniforme quirúrgico, usa cubrebocas y goggles, pero en la zona crítica, utiliza mascarillas N95, gorro, batas, cubrezapatos y dos pares de guantes. En un día, puede llegar a bañarse hasta tres veces.
En medio de la pandemia, Vidal busca que sus pacientes tengan una muerte digna y los familiares de estos siempre estén al tanto cómo se encuentran.
Pese a que no ve a su familia desde hace dos meses, "Chuy" señaló que lo más importante es que ellos se mantengan en casa y atendiendo las medidas de aislamiento. "No será pronto que los vea", finalizó.