Las termoeléctricas consumidoras de combustóleo alrededor del Valle de México siguen siendo una de las fuentes generadoras de contaminación respirada en la Ciudad de México, expuso el director ambiental de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, Rodolfo Lacy Tamayo: "Las termoeléctricas están ubicadas justo de donde viene el viento. Siguen estando ahí, y por lo tanto, siguen como grandes emisoras de precursores de ozono y de partículas", apuntó.
Durante un encuentro virtual en conmemoración por 30 años en busca de una mejor calidad del aire, Lacy recordó que años antes de que Mario Molina fuera galardonado con el Premio Nobel de Química, lo buscó, comenzando así su participación en el estudio de la química atmosférica del Valle de México: "Sí voy, les ayudo, pero no sé de ozono troposférico, sé de ozono estratosférico, me dijo entonces", comentó Lacy en el encuentro convocado por la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe).
Hace 30 años, el ozono era un misterio. Se desconocía cómo se formaba y crear una base científica permitió aplicar cuatro programas que han reducido la concentración de contaminantes, los cuales disminuyeron, pero ahora se han estabilizado, sin ofrecer aún una buena calidad de aire, indicó el experto Sergio Sánchez.
La subsecretaria de Relaciones Exteriores, Martha Delgado, expuso que más allá de la voluntad política de las autoridades, la aceptación de los ciudadanos a gastar en dar mantenimiento a sus vehículos, cumplir con la verificación de emisiones y el Programa Hoy No Circula han mejorado la calidad del aire, con pendientes aún por lograr.
También fueron recordados el investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, Humberto Bravo, el administrador de la zona federal del vaso del Lago de Texcoco, Gerardo Cruickshank, y Fernando Menéndez, quien contribuyó a la creación del Hoy No Circula y la Verificación de Emisiones.