Con aglomeraciones, personas caminando sin cubrebocas, e ingiriendo alimentos en medio del cúmulo de visitantes, el relajamiento de medidas se hace evidente en el Centro Histórico.
Locales comerciales lucen atiborrados de personas que aprovecharon las vacaciones de Semana Santa para adquirir ropa, zapatos u otros artículos.
Otros más, disfrutan de un helado, mientras esperan aglomerados para cruzar la calle o simplemente caminan sin preocupaciones, sin medidas sanitarias.
Al inicio de Madero, una fila da dos vueltas, con más de 60 personas esperando para comprar tacos de canasta en unas mesas que se ubican al lado de la fila.
Restaurantes de la zona también lucen con buena afluencia y comensales disfrutan de sus alimentos al lado del arrollo peatonal.
En el otro extremo de la vía, en su cruce con Eje Central, las personas olvidan la sana distancia para caminar en uno de los trayectos más concurridos de la Ciudad.
Personas caminan al lado de otras con cigarro en mano, algunas otras se retiran la mascarilla para hablar por teléfono, otras tantas charlan casi a gritos, sin tapabocas. Comerciantes ambulantes también abundan en la zona; separadores, paletas, cobijas y ropa ofrecen las personas, unos con cubrebocas, otros despreocupados por la pandemia, como si se hubieran agotado los contagios. Una antítesis de lo que se vivió hace un año en estas calles.