El 4 de agosto del 2017, Jessica Sevilla salió de su casa abordo de su auto, sus familiares no volvieron a verla con vida, pues al día siguiente fue hallado su cuerpo en la zona boscosa de Huixquilucan y pese a que han transcurrido dos años y medio del trágico episodio, aún no se ha detenido a su feminicida.
Para Juana, madre de Jessica, lo más doloroso es tener que explicarle a su nieto que su madre no va a volver, que la justicia no existe desde su perspectiva y temer que en un futuro el pequeño de ya tres años, quede desprotegido.
“No queremos justicia, porque nadie le va a regresar su madre a un niño de tres años”, reclama Juana, la madre de Jessica, con la foto de su hija en la mano, con la rabia en la garganta, lo que esperan, es castigo para el feminicida.
Pero su lucha, ahora como activista, no es simplemente para que Jessica pueda descasar en paz, sino para que las mujeres puedan salir tranquilas a la calle sin tener miedo, terror de ser parte de las escalofriantes estadísticas, por ello busca sentencias que sienten precedentes y se dé lugar a la no repetición, porque son decenas las mujeres que son asesinadas todos los días, y de cada diez, sólo un caso tendrá sentencia condenatoria.
Lamentó que las autoridades estatales y de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, están rebasadas a su consideración, debido a la alta incidencia de delitos, en especial en temas como la violencia de género.
“Nos están matando, y la gente tiene que estar consciente. Me parece que van lento, que están rebasados de alguna manera, siento que matan a una y mañana a otras diez, que no siempre tienen a las personas adecuadas para ese tipo de trabajos, hay mucho nepotismo, mucho compadrazgo”.
A la fecha, aseguró, teme por su vida, pero también porque no cuenta con apoyo de la Comisión de Atención a Víctimas estatal para poder darle calidad de vida al hijo que le sobrevive a Jessica, ya que sólo le brindaron despensas semanales durante seis meses, después nada, por lo que el futuro es incierto aunque tiene esperanza en que podrá obtener la prometida beca para hijos de víctimas de feminicidio y asegurar sus estudios.
Jessica desapareció el pasado 4 de agosto del 2017, un día después del cumpleaños de su padre, cuando se dirigía en su automóvil a su centro de trabajo en Xonacatlán y un día después su cadáver fue localizado en un paraje de Huixquilucan.
El año en que Jessica fue asesinada, en el Estado de México, 301 mujeres también fueron víctimas de homicidio doloso, y sólo se reconocieron 57 feminicidios.