"La necesidad y el hambre no me permiten quedarme en casa, porque ahí no hay taco para comer a diario", es la voz de Ricardo, repartidor de comida que busca ganarse unos "pesos" para alimentar a sus dos hijas y su esposa.
"Para mí no hay opción, tengo a quien responder, mis chavitas (sic), quienes les empieza a rugir la panza desde temprano, por eso no me doy el lujo de quedarme en la casa”.
A través de una aplicación, espera sus servicios diarios, comienza desde temprano, sale de su casa en San Mateo Oxtotitlán y se dirige al centro de Toluca donde son la mayoría de sus pedidos.
"Salgo de mi casa como a las nueve de la mañana, es la hora cuando abren todos los negocios o restaurantes, ya como a las 11 comienzan a salir los primeros pedidos, cuando comienza a sonar el celular mi corazón se alegra".
Ante la contingencia, Ricardo toma las medidas higiénicas adecuadas como cubrir boca y nariz con cubrebocas, en su bolsa trae gel antibacterial y cuando llega a los negocios pide permiso para lavarse las manos.
"Sí, ahorita con todo esto, mido las consecuencias por mis niñas y mi esposa, ellas si se quedan en casa y por lo mismo soy cuidadoso para que no me sorprenda el virus".
Si bien el panorama no es alentador por los casos de COVID-19, Ricardo ve el lado bueno, ya que los servicios han aumentado, lo que le permite salir hasta con 200 pesos más de lo habitual.
"Ando en friega con mi bici, si llego con un dolor de piernas pero me lo aguanto porque gracias a tanto trabajo me llegan hasta 200 pesos más a mi bolsa".
A toda velocidad, con apenas un pan y un café en el estómago, recorre las calles de Toluca para dejar desde la hamburguesas, carne o ensaladas en diferentes casas, no sin antes cuidarse y cuidar a quien recibe la comida.
"Si le digo a la gente, hasta ahí lo pongo en un escalón o en la entrada la bolsa, ya para el dinero parte de tomarlos con una bolsa traigo abajo mis guantes, esos me los regalaron en dos restaurantes".
Para algunos mexiquenses la opción es resguardarse en sus hogares, para otros es salir a perseguir "la chuleta" como dice Ricardo, ya que no todos tiene la ventaja de que haya un pan, sopa, café o carne en su mesa.