El grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el Estado de México presentó una iniciativa para tipificar el acecho como delito y sancionarlo con hasta cuatro años de prisión.
La diputada Lilia Urbina, autora de la propuesta, explicó que la reforma contempla penas de hasta dos años de prisión y multas de 33,942 pesos para quienes cometan este delito, ya sea de manera directa o a través de un intermediario.
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Las sanciones se agravarán hasta tres años y cuatro meses de prisión cuando el agresor se aproxime al domicilio de la víctima o de personas cercanas a ella, amenazándolas con causar daño físico o material. También se incrementarán si se utilizan dispositivos tecnológicos para vigilancia, persecución, rastreo o contacto no deseado.
Además, si el acecho es cometido por un servidor público, la pena podría alcanzar los cuatro años de prisión, con destitución e inhabilitación para desempeñar cargos públicos durante el mismo periodo. Cuando la víctima sea menor de edad, el delito se perseguirá de oficio.
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La reforma al Código Penal estatal y a la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia define el acecho como una conducta repetitiva y no deseada de acoso no sexual, que incluye contacto, vigilancia o seguimiento. Estas acciones pueden generar miedo, ansiedad y afectar la vida de la víctima, llevándola a modificar hábitos, residencia, teléfono, redes sociales o lugares de trabajo y estudio.
En el Estado de México, el 78 % de las mujeres ha sufrido algún tipo de violencia, y muchas han sido víctimas de acecho. Aunque esta conducta no siempre deriva en agresión física, deja secuelas emocionales profundas.
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De acuerdo con la propuesta, se considerará delito cuando una persona, en más de dos ocasiones, vigile, siga o se comunique insistentemente con alguien en contra de su voluntad, afectando su tranquilidad, intimidad y seguridad.
Finalmente, la iniciativa incluye el acecho como una forma de violencia psicológica en la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, pues puede provocar depresión, aislamiento, baja autoestima e incluso suicidio.