Este 23 de octubre se conmemora el Día del Médico, sector convertido en la primera línea de combate en contra del COVID-19, la nueva enfermedad que ha impactado al mundo, atendiendo a miles de pacientes, pero que también es el que mantiene mayor y constante riesgo de contagiarse.
En septiembre, Amnistía Internacional señaló que México es el país con mayor número de muertes de personal médico tras contraer COVID-19. De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud federal, actualmente se reportan 130 950 contagios entre el personal de salud y 1 790 decesos confirmados, de los cuales, 49% son médicos, es decir, 877 fallecimientos.
El Estado de México se encuentra entre las cinco entidades con el mayor número de defunciones, junto con la Ciudad de México, Veracruz, Puebla y Tabasco. Al 19 de octubre, se registraron en la entidad mexiquense 174 casos activos entre el personal médico.
La falta de insumos fue una de las principales denuncias por parte del personal de salud al iniciar la contingencia; algo que el médico Diego César Díaz Gutiérrez, quien labora en instituciones públicas y de forma privada, reconoció que se dio, pero que actualmente ya se cuenta con toda la protección necesaria para continuar haciendo frente a la emergencia, pues, dijo, lamentablemente no ha decrecido el número de contagios como se desearía.
Reconoció que el COVID-19 tomó por sorpresa a la población y que existía desinformación e incertidumbre ante los protocolos de protección, los cuales fueron adquiriendo sobre la marcha. Hoy, señaló, están más preparados para la atención y autocuidados; entre esos aprendizajes, menciona, está enfocarse en retirar adecuadamente los equipos de protección.
“Es más el riesgo de contagio porque al ingresar todo es estéril, pero tras atender a los pacientes, todo ese equipo tiene la posibilidad de estar contaminado. Los contagios entre personal médico se producen en el momento en que se retiran los equipos y hay algún descuido en la técnica”, explicó.
Tras más de seis meses de emergencia, reconoció que ha sido un trabajo difícil, sobre todo porque cambió el estilo de vida, y al tratarse de una enfermedad atípica, son diversos los síntomas para su diagnóstico, “pero hemos ido adaptándonos y siguiendo los cuidados”.
Sin embargo, el temor a infectarse sigue presente, sobre todo porque no se sabe cómo reaccionaría su cuerpo, ya que, como lo ven en el día a día, entre algunos es leve, mientras que otros se agravan y pueden llegar a la muerte. Este temor, dijo, es el que debería llevar a que toda la población adquiera las precauciones necesarias y no lo tomen a la ligera.
En este sentido, invitó a no bajar la guardia y seguir con todos los cuidados de higiene y distanciamiento social; y de saberse enfermos, aislarse y buscar atención médica: “Estamos en un muy buen momento para continuar haciendo frente a esta enfermedad”, concluyó.