Ni con un importante aumento presupuestal al Sistema Cutzamala, lloverá, advirtió el ex diputado Ignacio Pichardo, oriundo del municipio de Valle de Bravo.
Pichardo Lechuga señaló que, históricamente, los gobiernos han realizado recortes presupuestales en materia hídrica y medio ambiental, dejando en claro que no han entendido que no solo se trata de un tema de estabilidad social y económica.
“Hay una deuda. No se ha hecho lo suficiente. Poco podemos hacer para revertir la situación”, manifestó.
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El vallesano consideró urgente una declaratoria de emergencia para el Lago de Valle de Bravo que experimenta sus más bajos niveles históricos, lo que, de entrada, permitiría acceder a recursos extraordinarios y, sobre todo, contribuiría a la concientización.
Desde su punto de vista, la coyuntura obliga a involucrar a la Ciudad de México, y lleva a plantear la necesidad de hacer efectivo un pago por servicios ambientales a la entidad como contraprestación por el recurso natural que recibe del Sistema Cutzamala.
De igual manera, indicó que ya es momento de pensar en instaurar un impuesto por consumo de agua, posiblemente a manera de pago por servicios ambientales hidrológicos.
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Sin embargo, destacó que mayores recursos sólo permitirían construir más pozos, y que por más dinero que en este momento se inyecte al sistema hídrico más importante de la entidad, no se podrá lograr que llueva.
Por tanto, no descartó la necesidad, incluso, de cerrar la llave del Cutzamala a la Ciudad de México, pues ningún negocio aguanta el desperdicio de 40 por ciento de la producción.
Lo que sí es un hecho, destacó, es que así como la Cdmx ha participado de la extracción del vital líquido, también debe involucrarse en las soluciones. “La Ciudad de México no puede seguir gozando del Cutzamala sin pagar. Tienes que pagar por el trasvase del agua. No puedes ordeñar la vaca sin darle de comer”, consideró.
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Las autoridades, dijo, deben tomar en serio la problemática y no politizarla, y entrarle a la declaratoria de emergencia.
“Ya topamos con pared, nos estalló la cosa en la cara. Estamos en serios problemas.
Confió en que, con las acciones correctas, la cuenca del Cutzamala se podrá recuperar, como ocurrió con el agua de la cuenca de Delawere que ya ni siquiera requiere tratamiento químico para el disfrute de los neoyorkinos.
Sobre los ya 400 embalses privados que la Secretaría del Agua del Estado de México ha detectado en la zona del Valle de Bravo, con los que se desvía el recurso antes de llegar a la presa Miguel Alemán, Pichardo Lechuga consideró que es poco lo que éstos afectan en el nivel de la presa, pero admitió que son parte de la ecuación negativa y, por tanto, es preciso verificar su estatus jurídico. Desde su punto de vista, pesa más la corrupción que permite la construcción de fraccionamientos donde no deberían estar.
Finalmente, se pronunció por eficientar los sistemas de riego, pues la mayoría del agua extraída tiene este uso.