“Cuando cursé mi servicio social de bachillerato, me tocó estar en un hospital y fue cuando me nació más el amor por la medicina”.
Es la voz de María Asunción, doctora del Instituto Mexicano del Seguro Social quien a unas horas de que concluya el año, se alista junto con los médicos de su sección para lo que será la guardia de la noche del 31 de diciembre, en el Año Nuevo.
Detrás del ambiente de fiesta, de los abrazos, los buenos deseos que florecerán en la mayoría de las familias, indica otros deberán estarán en guardia para brindar ayuda en caso de alguna emergencia, sin importar que les tocará estar lejos de sus seres queridos.
“Muchas veces en guardias de Navidad, no nos da tiempo de una llamada telefónica estamos entregados a los pacientes, a los derechohabientes, nos olvidamos de nosotros mismos,nos olvidamos de comer tan solo de darnos un abrazo entre compañeros por lo saturados de los servicios sobre todo en el área de urgencias”.
Reconocen que si bien la vocación se mantiene firme, los sacrificios están presentes y son sus familias quienes más lo padecen.
“Los sentimientos encontrados en donde por un lado está la satisfacción de atender a la derechohabiencia nuestra responsabilidad moral como médico y por otro lado ese sentimiento de no poder estar con nuestra familia, y muchas veces nuestra familia nos reclama el tiempo con ellos y que no podemos hacerlo”.
Llaman a las familias a valorar la oportunidad de estar juntos para convivir sin excesos y que esta época no se convierta en una tragedia.
“El tener que ausentarme muchas veces de mi familia, por el trabajo más en estas fiestas decembrinas en donde todos queremos estar con nuestra familia y compartir momentos especiales y que desafortunadamente para algunos nos es imposible, porque la responsabilidad esa vocación y responsabilidad moral nos hace estar en el trabajo y muchas veces perdernos de estos momentos”.