Este primero de mayo se conmemora el Día del Trabajo, cientos de trabajadores y sindicatos salen a las calles para protestar por las condiciones económicas que se viven en el sector laboral, muestra clara de la brecha social que existe en México, la cual ahonda cada vez más los problemas sociales.
Sin embargo, hay un sector que se mantiene en las sombras, sin prestaciones, sin vacaciones y en muchas ocasiones hasta sin salarios, se trata del trabajo infantil realizado por más de 3.2 millones de niños y adolescentes en México.
En su mayoría, los niños dedicados al trabajo están ubicados en zonas rurales y los llamados “cinturones de pobreza”, muy lejos de las zonas de generación de riqueza y donde se concentran espacios residenciales, zonas comerciales y ejecutivas.
De acuerdo con estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), se estima que en el Estado de México el seis por ciento de los menores se dedica exclusivamente a actividades productivas.
Edgar Vielma Orozco, director general de Estadísticas Sociodemográficas del INEGI, señaló que por las condiciones en que realizan sus actividades, lo niños trabajadores están a un paso de la esclavitud y la explotación, ya que, en la mayoría de los casos, el fruto de su labor termina en mano de los adultos que deberían protegerlos.
“Si de antemano queremos una nueva generación de niños que dentro de 20 años sean adultos productivos, urge que, a este sector dedicado a actividades no permitidas, se les saque de inmediato de ahí”, comentó el funcionario.
La ley establece que la edad mínima para trabajar en México es de 15 años, pero, aunque tengan esa edad, los niños tampoco deben trabajar en actividades no permitidas, como horarios nocturnos (bares) o sectores de alto riesgo (ladrilleras o manejo de químicos, entre otras).
De acuerdo con el INEGI, 3.2 millones de niños, de entre 5 y 17 años, realizaron un trabajo en condiciones muy por debajo de las que trabajaría un adulto, de esta cifra 62.7 por ciento son hombres y 37.3 por ciento mujeres.
En México, el trabajo infantil afecta particularmente a los varones, con una tasa de 15 por ciento en 2015, contra 13.16 por ciento en 2017, mientras que en el caso de las mujeres es de 9.6 contra 8.4 por ciento, respectivamente.
“A los niños, a los jóvenes, lo someten desde muy temprana edad a una responsabilidad; evidentemente tiene un impacto en su educación, salud, entre otras cosas”, señaló el director general de Estadísticas Sociodemográficas del INEGI.
Sin prestaciones, sin salarios bien remunerados y sin oportunidades de crecimiento profesional por falta de estudios, los niños trabajadores terminan inmersos en un círculo vicioso que impide su desarrollo y los condena a la pobreza económica y estructural.