Erik Rojas Lina, último detenido por el secuestro y asesinato de Carlos Eduardo, niño del colegio Montessori de Toluca, ocurrido en febrero de 2013, fue sentenciado a 55 años de prisión por el delito de secuestro con complementación típica y punibilidad autónoma de haberse privado de la vida a la víctima.
La jueza María Alejandra Carrillo García, quien en octubre de 2019 otorgó la libertad al implicado por considerar insuficiente la testimonial por escrito del policía de investigación encargado de su detención, rectificó el fallo después de que el Tribunal de Alzada ordenó reponer el procedimiento y para esta ocasión el uniformado compareció personalmente.
La juzgadora del Distrito Judicial de Toluca con residencia en Almoloya de Juárez además impuso al sentenciado una multa de 552 mil 420 pesos, equivalente a 9 mil días de salario mínimo, y ordenó el pago de la reparación del daño material y moral en favor de los ofendidos.
Tras su liberación, Erik Rojas se mantuvo oculto y fue reaprendido en noviembre pasado en El Cerrillo, una delegación ubicada en la zona industrial del Valle de Toluca.
Al justiciable también le fueron suspendidos sus derechos políticos y civiles durante el periodo de la condena; si bien aún puede recurrir el fallo vía apelación, José Alfredo Martínez, hermano de Carlos Eduardo, confía en que, por razones de justicia, la pena quede firme.
Carlos Eduardo fue sustraído por sus captores el 14 de febrero de 2013 –cuando tenía 16 años de edad- de las instalaciones del Colegio Montessori de Toluca; después, fue arrojado por sus secuestradores vivo desde el Puente de Calderón ubicado sobre la carretera Tenango-Ixtapan de la Sal
Por el crimen, ya cumplen condenas de 45 años de prisión Beatriz Alejandra Morales Sendo, autora intelectual; Margarito Salas Reyes, Emilio Victoria Rodríguez y Silverio Victoria Hernández; y aún comienza el proceso en contra de Emiliano “N”, quien se encontraba prófugo y fue capturado en septiembre del año pasado.
Sus cómplices refirieron ante el juez que Emiliano “N”, de 30 años de edad, sometió al niño, lo mantuvo cautivo en la casa de su madre -desde donde también realizó llamadas telefónicas a los familiares para negociar el rescate-, y lo arrojó desde el puente.