Cuando pensamos en qué ruido hacían los dinosaurios, inmediatamente nos viene a la cabeza el destructor rugido de un T. Rex. Sin embargo, los científicos de la Universidad de Texas, en Estados Unidos, revelaron que, hace 67 millones de años, los ejemplares prehistóricos no sólo emitían feroces sonidos, sino también sabían cantar como las aves.
Conocido como el “lagarto acorazado del Cretácico”, el anquilosaurio (Ankylosaurus magniventris) contaba con un órgano especial, el cual le permitía soltar chirridos similares al de un pajarito.
Según el estudio publicado en la revista Nature, los especialistas se dieron cuenta de esta condición luego de analizar los restos fosilizados de la laringe perteneciente a un ejemplar adulto.
“Por lo general, las laringes de estos animales estaban compuestas de cartílago o estructuras óseas. Incluso, en los animales contemporáneos, dicho órgano contiene o se encuentra cerca de las cuerdas vocales”, señala la paleontóloga Victoria Arbour.
No obstante, para saber qué ruido hacían los anquilosaurios, el equipo de expertos tuvo que voltear a ver a sus parientes más cercanos que persisten en la actualidad: los cocodrilos.
“Sí, los reptiles y las aves de hoy tienen maneras muy diferentes de producir sonidos, pero la realidad es que los órganos están ubicados alrededor de la tráquea y los pulmones”, indica la autora principal de la investigación.
Al respecto, Arbour comenta que pensar que los dinosuarios emitían ruidos similares a los cocodrilos contemporáneos representa una apuesta segura: “Esa es la base anatómica con la que los dinosaurios estarían trabajando. Con el paso del tiempo, las aves desarrollarían la habilidad de cambiar y modular los sonidos que hacen”.
Por esta razón, los pajaros actuales pueden cantar melodías más elaboradas. Un mecanismo similar se aprecia en el fósil del anquilosaurio, que poseía una laringe bastante amplia en comparación a otros espécimenes prehistóricos, misma que le permitía abrir sus vías respiratorias para realizar llamados más fuertes.