Hace unos días, nació en un bioparque argentino una cría de pudú, uno de los ciervos más pequeños y vulnerables que existen, el cual le está dando alegría y esperanza a la especie.
Bautizado como “Lenga”, en honor a un árbol endémico del bosque patagónico del sur de Argentina y Chile, el pequeño ejemplar vio la luz con apenas 1.21 kilogramos de peso.
Al tratarse de un espécimen amenazado, la Fundación Temaikén, organización dedicada a la conservación de especies silvestres, lo estudiará para conocer de mejor manera su estilo de vida, ya que los ejemplares que habitan libremente suelen ser muy escurridizos.
¿Cómo son los pudúes? Físicamente tienen patas pequeñas y gruesas, así como un hocico corto y glándulas preorbitales que son visibles debajo y delante del ojo. Los ejemplares machos cuentan con una cornamenta en forma de espiga, misma que puede alcanzar hasta los 7.5 centímetros de longitud.
A pesar de sus dimensiones, los pudúes son animales territoriales, que marcan área mediante el olor de la orina; los excrementos; el roce de las astas; las secreciones de las glándulas preorbitales; y el rascado del suelo con las pezuñas.