Colima es el cuarto estado más pequeño de México y el menos poblado, pero aporta la mayor biodiversidad de fauna y flora en sus nueve ecosistemas con más de 6 mil especies.
Diversidad de aves migratorias
Desde el primer instante en que se pone un pie en Colima, da igual si es en sus playas o en las cercanías de sus volcanes, el sonido del canto de los pájaros acompaña al viajero.
“De noviembre a marzo hay un mayor número de especies en Colima, pues las provenientes de Norteamérica se suman a las 300 residentes, dando un total de 500 especies distintas. La mitad de las que tiene México”, explica Luis Casado, quien dirige Bird Watching Club.
Esta organización forma parte de una red internacional de conteo y observación que acumula estadísticas para el conocimiento de la naturaleza y su comportamiento frente al cambio climático.
“Colima tiene lugares excepcionales para la observación de aves, desde el norte de la ciudad de Colima, con alturas de hasta 2 mil metros sobre el nivel del mar, hasta la reserva de la biosfera de la Sierra de Manantlán, donde hay una cantidad impresionantes de especies, o en los humedales del sur.
Las playas del estado y los ríos que atraviesan ciudades de Colima, son fuentes de una gran biodiversidad”, afirma Casado mientras toma fotos en el Parque de La Campana.
Combate al tráfico de especies
El puerto de Manzanillo es uno de los más importantes del litoral del Pacífico americano y un punto clave en el control del tráfico ilegal de especies, incluidas las aves. Un gran reto para el ambientalismo, porque se ha detectado una fuerte penetración de especies silvestres por parte del crimen organizado en los vecinos Jalisco y Michoacán.
Debido al tamaño de su territorio, en Colima se combate con mayor facilidad este fenómeno. Además, en Manzanillo se han hecho importantes decomisos de tráfico ilegal con destino a China y Europa.
El crecimiento de viajeros atraídos por la riqueza de especies de aves no cesa de crecer en Colima.