Generalmente, hablar del bien y el mal viene acompañado de un debate ético, moral y filosófico; sin embargo, esta percepción es exclusiva de nosotros los seres humanos. En el caso de los animales, ellos no tienen establecido si sus acciones son positivas o negativas, ya que suelen actuar por mero instinto.
Por ejemplo, cuando los gatos tiran algún objeto al piso, arañan los sillones o se llevan al hocico que no deben, no sabrán diferenciar si tal comportamiento fue algo bueno o malo, simplemente es una acción natural que quisieron hacer. No obstante, aunque no sepan catalogar el valor de su acto, sí resultan capaces de entender que existen ciertas actitudes rechazadas por sus dueños.
En ese sentido, un nuevo estudio elaborado por investigadores de la Universidad Paris Nanterre, Francia, afirmó que los mininos pueden diferenciar el estado de ánimo de sus propietarios, esto a través de la interpretación de los gestos faciales, el lenguaje corporal y el tono de voz.
Con base en lo anterior, los autores señalan que si bien los gatos no evolucionaron para vivir en grupos sociales complejos, sí que muestran una habilidad comunicacional solamente con aquellos personas con quienes sostienen lazos muy fuertes.
“Los gatos domésticos no son capaces de sentir emociones complejas, de hecho, se tuvieron que adaptar a la convivencia con los humanos. Pero a pesar de esto, siempre buscarán estar en armonía con sus seres queridos, por lo que intentarán hacer algunas acciones para que su estado de ánimo sea positivo después de que se hayan enojado con ellos”, precisa Charlotte de Mouzon, coautora del estudio.
“Si tu mascota percibe a través de tu cara o tu tono de voz que hay algunas acciones que te hacen feliz, las realizará como un mensaje de `disculpa´. Por ejemplo, darte besos, acostarse a un lado o dejarse acariciar”, expone.