Abrir un kit, girar el hisopo, sumergirlo en una solución química, mezclar y esperar con impaciencia el resultado se ha vuelto todo un ritual desde el inicio de la pandemia. Sin embargo, esta práctica no es exclusiva en tests de detección de Covid-19, ya que las pruebas de ADN para perros han cobrado gran popularidad en los últimos meses.
Y es que la demanda de estas pruebas, que surgieron hace aproximadamente quince años, se ha disparado en Estados Unidos y otras partes del mundo, donde casi el 40% de las familias tienen al menos una de estas mascotas.
Tal es el caso de la empresa Embark Vet, la cual comercializa uno de los paquetes más populares en la unión americana, y que asegura que entre 2020 y 2022 registró un crecimiento de hasta el 235%.
Las pruebas de ADN para perros cuestan entre 100 y 200 dólares dependiendo del kit. Pero en el país donde el perro es el animal de compañía por excelencia, el precio se relativiza.
Una vez que la muestra se envía por correo, la espera puede durar entre dos semanas y un mes, y el principal objetivo de ellas es tener clara la raza del perro e identificar posibles enfermedades, como anomalías cardíacas, trastornos renales y sordera prematura, por mencionar algunas.
No obstante, para Sarah Bowman, veterinaria en Washington, el hecho de que un canino tenga el marcador genético de una patología, no significa que tenga la enfermedad. Como mucho, estas pruebas sólo permiten conocer el riesgo y aumentar las medidas de vigilancia.
Por su parte, la Asociación de Veterinarios estadounidenses recomienda consultar a un experto “antes de tomar una decisión sobre los resultados de estas pruebas”.