Los perros mestizos, también conocidos como sin raza, pueden tener formas y tamaños muy variados. Estos ejemplares le gustan a la mayoría de quienes los conocen porque son excelentes compañeros de vida y habitualmente demuestran gran adaptabilidad a los diferentes obstáculos que encuentran.
Pero, ¿a qué se debe lo anterior? Resulta que estos animales padecen de una condición genética llamada vigor híbrido, combinación de genes para determinadas características relacionadas con la supervivencia.
Esta condición se hace presente cuando los perros mestizos, producto de la cruza de razas, son superiores a sus padres en, al menos, algún aspecto relacionado con la capacidad de sobrevivir hasta la edad adulta.
Debido a que ellos no han sufrido la presión genética de la cruza selectiva como los ejemplares de raza pura, los híbridos mejoran su capacidad de sobrevivir de acuerdo con las circunstancias ambientales en las que les toca vivir.
Por ejemplo, cruzando dos mestizos, es mucho menos probable encontrar problemas, defectos o alteraciones genéticas, posibilidad que aumentaría en el caso de la cruza de dos ejemplares de raza pura, sobre todo si son parientes.
Y es que los mestizos poseen una combinación genética distinta, con una mayor variabilidad genética, lo cual reduce la chance de que al cruzarlos se genere una condición de exacerbación de defectos.