Definitivamente los perros son el mejor amigo del hombre, y aunque han estado miles de años con nosotros cada vez encontramos una nueva peculiaridad relacionada a ellos. Tal es el caso del siguiente estudio, que reveló que las narices de los caninos pueden detectar una radiación térmica débil: el calor corporal de pequeños mamíferos.
“Es un descubrimiento fascinante, pues proporciona otra ventana más a los mundos sensoriales de las narices frías altamente evolucionadas de los perros”, señaló Marc Bekoff, autor de la investigación publicada en la revista Science Reports.
Y es que esta habilidad de sentir el calor débil e irradiado antes sólo se conocía en un reducido grupo de animales, como los escarabajos negros de fuego, serpientes y murciélagos.
Para probar su hipótesis, Bekoff y el resto de expertos se dieron a la tarea de entrenar a tres perros domésticos con el propósito de que eligieran entre un objeto cálido (31 grados centígrados) y uno a temperatura ambiente, cada uno colocado a 1.6 metros de distancia.
De esta manera, con los ojos y narices tapados, el grupo de caninos detectó con gran éxito dichos objetos.
“Nuestro estudio es consistente con otras investigaciones que describen la combinación de la nariz y el cerebro del perro como una plataforma sofisticada para procesar una amplia gama de señales”, concluyó el también profesor en la Universidad de Lund, en Suecia.