En los últimos años, entre los dueños de perros ha aumentado la práctica de alimentarlos con dietas a base de carne cruda en lugar de las típicas croquetas. Lo anterior debido a que la primera no involucra un procesamiento pesado ni incluye ingredientes que podrían afectar de manera negativa la salud del animal.
Sin embargo, algunos veterinarios advierten que las dietas de alimentos crudos también tienen ciertas desventajas, entre ellas la presencia de bacterias que pueden causar enfermedades y son resistentes a los antibióticos. Además, los planes de alimentación cruda diseñadas por los propietarios pueden resultar bastante desequilibradas.
Con base en lo anterior, un equipo de investigación estadounidense de la Universidad Estatal de Oklahoma y la Universidad de Florida se dio a la tarea de realizar el primer estudio para evaluar cómo los regímenes de alimentación canina son capaces o no de afectar los marcadores antiinflamatorios en el intestino.
Para ello, los autores compararon la inflamación de 55 perros clínicamente sanos alimentados con dietas a base de croquetas (KD) versus dietas a base de carne cruda (RMBD) durante más de un año, todos ellos registrando un peso de más de 9 kilogramos .
Debido a que muchos dueños informaron que ocasionalmente ofrecían a sus mascotas comida para humanos, así como sobres y snacks especiales, el grupo decidió someter a ambos grupos a dietas restringidas durante 28 días antes de comenzar las pruebas.
Tras dicho periodo, los resultados indicaron que el almidón comprendió aproximadamente un tercio del consumo de alimentos del grupo KD, mientras que el almidón representó menos del 1% de los que consumió el grupo RMBD, debido a la ausencia de fuentes vegetales en la dieta. No obstante, cada grupo consumió cantidades similares de proteína: 3.6 g/kg de peso corporal/día para el grupo RMBD; y 3.2 g/kg de peso corporal/día para el grupo KD.
Finalmente, luego de analizar muestras de sangre y heces, y aplicar examenes físicos a los perros participantes, los científicos hallaron marcadores inflamatorios similares, incluidos metabolitos séricos específicos de las funciones antioxidantes y antiinflamatorias, esto en las muestras de sangre de ambos grupos, pero resultaron significativamente diferentes en los marcadores inflamatorios intestinales de los dos grupos. De igual manera, observaron diferencias entre los metabolomas y la microbiota fecal.