De unos años para acá, las mascotas pasaron de ser simples animales de compañía a formar parte de nuestras familias, por lo que su muerte representa un momento muy doloroso.
Por este motivo, muchos dueños deciden que el mejor lugar para que el cuerpo de su querido animalito descanse en paz sea el jardín o patio de su casa; sin embargo, la mayoría desconoce que esta situación podría afectar severamente tanto la salud de los habitantes como el medio ambiente.
De acuerdo con expertos en prevención y control de enfermedades, no es recomendable sepultar ejemplares en espacios públicos o domicilios particulares, sobretodo si la causa del fallecimiento fue por alguna enfermedad contagiosa; por ejemplo, el parvovirus, la toxoplasmosis o la salmonelosis.
Otro riesgo a tomar en cuenta es cuando la mascota fue dormida al inyectarle el fármaco pentobarbital, una sustancia que puede permanecer en el organismo del animal hasta por un año, significando un grave peligro para aquellos que escarben en dicha zona.
Lamentablemente, al interior del país escasean los espacios especiales para que nuestros amigos de cuatro patas residan bajo tierra por los próximos años, además de que continúa la triste práctica de abandonar sus cuerpos en terrenos abandonados o en el bosque, lo que podría generar un foco de infección para la fauna de la zona, así como en los mantos acuíferos localizados en el subsuelo.