Los anfibios son unos de los animales más amenazados del mundo. Se estima que al menos el 25 por ciento de especies está en peligro de extinción, de las 8 mil que existen en todo el mundo. Pero hay otro dato alarmante: otras 2 mil 200 especies no cuenta con evaluaciones sobre su riesgo de extinción o la información no es suficiente.
Un equipo de científicos estadounidenses y británicos ha creado un modelo, a partir de las características ecológicas, geográficas y evolutivas de las especies para valorar su nivel de amenaza. Los resultados, publicados en la revista Current Biology, revelan que al menos mil especies más están en peligro.
“Encontramos que más de mil anfibios con datos deficientes están en peligro de extinción, y de ellas casi 500 están en peligro crítico, sobre todo en Sudamérica y el sudeste asiático”, explica Pamela González-del-Pliego, primera autora del trabajo e investigadora en la Universidad de Sheffield (Reino Unido) y la Universidad de Yale (EE UU).
Los autores advierten que, además, tres especies podrían estar ya extintas. “Se necesitan acciones de conservación urgentes para evitar la pérdida de estas especies”, añade González-del-Pliego. Según los científicos, el alto número de especies con datos insuficientes se debe a las altas tasas de descripción de especies y a un retraso en las tasas de evaluación en los últimos 15 años.
Para predecir el estado de amenaza de estas especies de las que no se conocía su estado de conservación, el equipo de investigación aplicó un marco estadístico espacio-filogenético, basado en las características ecológicas, geográficas y evolutivas de estas especies. Compararon a continuación estos atributos con el riesgo de extinción, y así pudieron saber cuáles sí están en realidad en peligro de extinción.
La prioridad, los anfibios sin datos
Los hallazgos sugieren que algunas de las especies más vulnerables también pueden ser las menos conocidas. Sin embargo, los investigadores recalcan que, gracias a este trabajo, en algunas zonas del mundo, los esfuerzos para proteger a las especies que se sabe están amenazadas podrían beneficiar a las especies en peligro y con datos deficientes.
“En las selvas sudamericanas, las especies que sabemos que están amenazadas tienen distribuciones geográficas muy similares a las especies con pocos datos que podrían estar en peligro”, apunta la científica. “Por lo tanto, si intentamos y conservamos las áreas donde están las especies amenazadas, también protegeremos a estas otras especies”, comenta.
Sin embargo, la situación en el sudeste asiático o en África central es diferente. En estas regiones hay una escasa coincidencia en la distribución de las especies amenazadas conocidas con las que tienen datos deficientes. Por lo tanto, “el porcentaje de anfibios amenazados es mucho más alto de lo que sabíamos anteriormente”, lamenta la experta.
La investigación podría permitir tomar las decisiones adecuadas en función de la localización de estas especies de las que no se tienen datos y que probablemente están en peligro de extinción. “Necesitamos actuar rápido para considerar como una alta prioridad de conservación a los anfibios e incluir a las especies con deficiencia de datos en las estrategias de conservación”, concluye.
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