Este domingo, los participantes de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27) aprobaron la creación de un histórico fondo para resarcir aquellos daños y pérdidas provocados por el cambio climático en países vulnerables.
Luego de más de un día de retraso sobre la agenda prevista, que oficialmente debió culminar el pasado viernes 18 de noviembre, los casi 200 miembros de la COP27 dieron su visto bueno a la propuesta efectuada por la presidencia egipcia.
Momentos después, una ola de aplausos celebró la aprobación de este fondo, cuyas negociaciones se prolongaron hasta altas horas de la madrugada.
Según el documento oficial, el fondo, que no será inmediatamente operativo, proporcionará financiación “predecible y adecuada” en caso de que “países en desarrollo especialmente vulnerables” resulten afectados por “desastres meteorológicos que, según los científicos, son reforzados debido al cambio climático”.
Con base en lo anterior, un comité de transición compuesto por 24 países, entre ellos tres de América Latina y el Caribe, elaborará durante un año los detalles sobre el funcionamiento y la financiación de este fondo, con vista a una adopción en la próxima COP28, programada para finales de 2023 en los Emiratos Árabes Unidos.
Es importante mencionar que, como era de esperarse, dicha financiación recaerá básicamente sobre los países ricos, que se han convertido en potencias económicas mediante la quema de combustibles fósiles y han reconocido previamente que es necesario abordar este tipo de pérdidas y daños.
A pesar de que distintas naciones, entre ellas Estados Unidos, se oponen al concepto de un nuevo fondo, una de las líneas de trabajo acordadas llama a “expandir las fuentes de financiación”, lo que dejaría la posibilidad abierta a que países como China, y organismos como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, participen como donantes.