El derrame de petróleo en los océanos se considera una catástrofe ambiental. Los impactos ambientales que provoca son incalculables, tanto para la sociedad, para la economía como para el medio ambiente. La marea negra que se esparce por el mar, además de contaminar el agua, mata a miles de aves, peces y corales.
El aceite derramado se esparce por la superficie del agua formando una capa superficial de color negro o marrón que impide el paso de la luz, afectando la fotosíntesis y destruyendo el plancton. Esta fina capa que se forma también evita el intercambio de gases entre el agua y el aire.
Todos los animales acuáticos se ven perjudicados por el derrame de petróleo: los peces, al entrar en contacto con el petróleo, mueren por asfixia, ya que el aceite se impregna en las branquias impidiendo la respiración. Además de intoxicarse, las aves marinas tienen las plumas cubiertas de aceite, incapaces de volar o regular la temperatura corporal, lo que las lleva a la muerte.
Los mamíferos marinos, también porque son incapaces de regular la temperatura corporal, no pueden protegerse del frío y acaban muriendo. Si algún animal ingiere este aceite, puede causar intoxicaciones en toda la cadena alimentaria, dañando el ecosistema marino.