Este lunes, entró en vigor una ley que prohíbe el uso de combustibles fósiles en el transporte marino ártico, la cual fue adoptada en 2021 por la Organización Marítima Internacional (OMI) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En los últimos años, los barcos que navegan las aguas del Ártico salen de los puertos funcionando con diésel, sin embargo, minutos después cambian al fueloil pesado (HFO, por sus siglas en inglés), que produce más emisiones. Bajo ese contexto, la presente normativa pretende un cambio del combustible en la travesía del este al oeste en aquella zona cercana al Polo Norte, que se destaca por ser particularmente sensible y frágil.
A pesar de que la iniciativa ya está en marcha, los expertos consideran que puede tardar en ser efectiva al 100% hasta 2029. Y es que coinciden en que es necesario lograr mayores compromisos para la eliminación total de los combustibles fósiles y contaminantes, y reemplazarlos por energías renovables.
“Es un primer triunfo beneficioso para esta zona, cada vez más vulnerable por el deshielo y el calentamiento global; no obstante, falta eliminar el HFO del resto del planeta”, asegura Francisco del Pozo, responsable de combustibles fósiles en Greenpeace.
“Hemos presionado a la OMI para la prohibición total, porque estamos en un nivel de cambio climático tan brutal que ya no importa que se queme diésel o HFO. El transporte tiene que evolucionar y es necesario dejar los combustibles fósiles en su sitio”, concluye.